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Cómo invertir en la región de los apalaches

Cómo la colaboración y el capital están generando resiliencia en la región
Por Alena Klimas, Abril 12, 2022

 

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onya Comes es una abuela y residente de larga data del este de Kentucky que nunca se imaginó que iba a tener su propia casa. Cuando se enteró del programa Hope Building, estaba divorciada y alquilaba la casa de un familiar. Bajo la dirección de la Alianza para el Desarrollo de Viviendas (HDA, por su sigla en inglés), un desarrollador de viviendas asequibles sin fines de lucro de su zona, Hope construye casas asequibles y ofrece capacitación sobre edificación a personas en recuperación.

En la actualidad, Comes es propietaria y “no podría estar más feliz” con su casa, ubicada en el condado de Perry, Kentucky, que pasó de ser un parque de caravanas abandonado a un barrio rural en desarrollo en las afueras de Hazard, la sede del condado. “Creo que el proyecto Hope tuvo un impacto extraordinario en la comunidad”, agrega.

Lanzado en 2019, Hope Building forma parte de una iniciativa más amplia de la HDA, que apunta a restaurar el destruido mercado local de viviendas en la zona de los cuatro condados de la que se ocupa. A través de los años, la HDA creció con el apoyo de socios clave, incluidos Fahe, una institución financiera de desarrollo comunitario (CDFI, por su sigla en inglés) regional enfocada en el tema de viviendas asequibles; Mountain Association, una CDFI enfocada en la región de los Apalaches, en Kentucky; el Appalachian Impact Fund de la Foundation for Appalachian Kentucky; y la Comisión Regional de los Apalaches (ARC, por su sigla en inglés), una asociación para el desarrollo económico estatal/federal creada en la década de los sesenta. En la actualidad, la HDA está lista para expandir el programa Hope y demostrar la viabilidad del modelo a la vez que analiza necesidades críticas relacionadas con la disponibilidad de viviendas, el desarrollo de la fuerza de trabajo y la recuperación de adicciones. Pero la organización debe conseguir préstamos de capital flexibles y asegurados de manera creativa para complementar los fondos existentes. Si todo resulta según lo planificado, una nueva iniciativa llamada Invest Appalachia ayudará a la HDA en este sentido.

Invest Appalachia es un fondo regional de inversiones sociales que surgió a partir de una serie de reuniones con financiadores, investigadores y empresarios, entre otros, en 2016 y 2017, y está diseñado para ayudar a cerrar brechas críticas de inversión en la zona central de los Apalaches. En lugares como el condado de Perry, donde la mediana de la renta familiar es de US$ 33.640, intenta ofrecer inversiones flexibles y maleables, junto con capital combinado, algo que los grandes financiadores no siempre pueden o están dispuestos a hacer. Para eso, se asocia con redes regionales y atrae nuevo capital de impacto que proviene, principalmente, desde fuera de la región.

La creación de un ambiente propicio para el capital en el condado de Perry, que se ha convertido en una especie de centro de desarrollo comunitario, no es casual, comenta Sara Morgan, directora ejecutiva de inversiones de Fahe y tesorera de la junta directiva de Invest Appalachia: “Un buen financiamiento se logra tras una larga trayectoria de trabajo y planificación”.

El condado de Perry no siempre ha sido un blanco evidente para los inversionistas y, como ya mencionamos, tampoco lo fue gran parte de la región de los Apalaches. Los proyectos intersectoriales y las innovadoras estructuras de capital que brotan en la región se basan en la experiencia recogida por actores y redes regionales de desarrollo comunitario durante las últimas tres décadas. En conjunto, han logrado establecer un nuevo ecosistema de inversiones en la zona central de los Apalaches, comprometido con la visión a largo plazo de construir una economía inclusiva y sostenible, luego de décadas de desinversión en esta región y su gente.

Las raíces de la resiliencia 

La región de los Apalaches se extiende desde el sur de Nueva York hasta Mississippi y Alabama, siguiendo, en gran parte, el contorno de la cadena montañosa que le da su nombre. La zona central de los Apalaches es el corazón de la región y comprende secciones del sudeste de Ohio, el este de Kentucky, Virginia Occidental, el sudoeste de Virginia, el este de Tennessee y el oeste de Carolina del Norte. Durante mucho tiempo, partes significativas de su cultura y economía han estado vinculadas a los auges y las caídas de la industria del carbón.

En 1964, cuando el presidente Johnson declaró la Guerra Nacional contra la Pobreza, la imagen de una niña de la región de los Apalaches apareció en el póster de la campaña como telón de fondo del material impreso de los “recorridos contra la pobreza”, que realizó para llevar su mensaje a los hogares. Si bien Johnson no fue el primer presidente que reconoció e intentó analizar las principales disparidades económicas entre los estados de la región de los Apalaches y los estados vecinos, formalizó las inversiones en soluciones que abarcaron desde viviendas hasta almuerzos calientes con la creación de la ARC en 1965. La tarea que se le asignó a la ARC fue supervisar el desarrollo económico de 423 condados a lo largo de 13 estados montañosos.

Desde entonces, la ARC ha realizado 28.000 inversiones focalizadas e invertido más de 4.500 millones de dólares. A esos fondos se han sumado más de 10.000 millones de dólares provenientes de otros fondos federales, estatales y locales. Si bien esas inversiones marcaron una diferencia significativa en la práctica y permitieron apoyar proyectos como el programa Hope Building, la comisión no puede respaldar a la región por sí sola, ni se diseñó para eso.

Con el colapso de industrias importantes como la del carbón, las fábricas y el gas natural, a lo largo de las últimas tres décadas, los residentes de la región de los Apalaches, a quienes solo les quedaron vestigios de las economías extractivas, no tuvieron otra opción que armarse desde adentro para sobrevivir y volver a comenzar sus economías locales prácticamente desde cero. La retirada de esta importante industria coincidió con la desaparición de los bancos comunitarios: más del 80 por ciento abandonó el mercado, la mayoría por fusiones con bancos más grandes. La reducción de los bancos de propiedad local (del 80 al 20 por ciento en zonas rurales) llevó a que instituciones gubernamentales más grandes, como la ARC y el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por su sigla en inglés), trabajaran con CDFI para salvar las brechas (Edelman 2015).

Si bien había fondos disponibles, no siempre estuvo claro lo que había que financiar. En la región de los Apalaches, desde hace mucho tiempo, problemas en la cadena de suministro y lógicas de inversión carentes de consideraciones sociales vulneran a las personas que viven allí. Al no haber compradores de productos de alta gama o saludables, por ejemplo, estos no se venden en los mercados locales. Al no haber una base de consumidores rentable para la banda ancha, ¿para qué invertir tiempo y recursos en llevar el servicio a áreas montañosas rurales? Este es el tipo de cálculo del mercado que hace tiempo ha dejado a la región en un círculo vicioso de vulnerabilidad.

Andrew Crosson, director general fundador de Invest Appalachia, señala a la región, por su reputación, como un lugar “de riesgo” para las inversiones y, por la falta de capital, como “el producto final de una serie de decisiones tomadas por inversionistas, gestores de políticas y fuerzas económicas que llevaron a la desinversión de estas comunidades”. Según comenta, las iniciativas actuales en la región “están compensando la falta de oportunidades generadoras de riqueza que sufrieron durante generaciones, lo que requerirá más mejoras crediticias [y] más asistencia técnica . . .  el capital a precio de mercado no resolverá el problema de los mercados destruidos o subdesarrollados por sí solo”.

En la década de 1990, un grupo de ONG regionales creó la Red de la Región Central de los Apalaches (CAN, por su sigla en inglés) para llevar a cabo un análisis común, proyectos a escala a lo largo de los estados y trabajo conjunto en problemas de larga data. La red, que en un principio se enfocó en los sistemas alimentarios de la región, expandió su alcance a fin de analizar una gama más amplia de estrategias para el desarrollo comunitario, lo que incluye energía limpia, turismo, desarrollo de la fuerza de trabajo y reducción de residuos. Veinte años después de la creación de esa red, la comunidad filantrópica siguió su ejemplo. Los efectos directos de la crisis financiera de 2008 hicieron caer las inversiones de los financiadores hasta un 10,5 por ciento a nivel nacional durante el pico de la Gran Recesión (Schlegel 2020). En la región de los Apalaches, los financiadores empezaron a colaborar de manera más estrecha, a cofinanciar en los casos en los que se podía y a compartir análisis para ayudar a proteger la zona de estos impactos económicos. A partir de las reuniones informales que se realizaban, se creó la Red de Financiadores de la Región de los Apalaches (AFN, por su sigla en inglés), que alineó sus iniciativas de inversión con la CAN y sus prioridades.

Crosson empezó a trabajar con la CAN y la flamante AFN en 2012. Con el apoyo de la Fundación Ford, la ARC y el USDA, la CAN gestionó una iniciativa de colaboración con varias organizaciones regionales sin fines de lucro para crear un sistema alimentario robusto a nivel local y regional. Con el tiempo, esta alineación regional ilustró el impacto de la colaboración de alto nivel. En 2018, inversiones hechas en la cadena de valor por US$ 3 millones contribuyeron a lograr una renta anual de unos US$ 20 millones y 1.608 puestos de trabajo en el sector de producción rural y alimentario.

Pero después de casi una década de colaboración entre financiadores y profesionales, ambas redes se dieron cuenta de que ni la filantropía tradicional ni las subvenciones del gobierno podían abordar la magnitud de los obstáculos económicos de la región de los Apalaches. Las entidades crediticias comunitarias y los bancos de la Reserva Federal empezaron a involucrarse cada vez más con la red de los financiadores y a trabajar para el desarrollo de una cartera de acuerdos listos para inversión. La Fahe sola declaró un “impacto acumulado de más de mil millones de dólares . . . con servicios prestados a más de 616.694 personas”, y otras CDFI trabajaron arduamente para otorgar préstamos y brindar asesoramiento financiero a empresas y ONG. Pero la región central de los Apalaches necesitaba que se invirtiera más capital, y nuevos tipos de este, para lograr la escala de revitalización requerida.

Este reconocimiento propició las conversaciones que mantuvieron las partes interesadas durante años y que condujeron a la creación de Invest Appalachia. Ese trabajo preliminar incluyó la participación en el programa Connect Capital que llevó a cabo el Centro para la Inversión Comunitaria (CCI, por su sigla en inglés) del Instituto Lincoln, y que delineó la organización de manera que pudiera adaptarse a las necesidades regionales y que fuera competitiva en materia de recaudación de fondos a nivel nacional (ver nota de recuadro). Según comenta Crosson, esa experiencia fue esencial para el diseño de Invest Appalachia y ayudó a conseguir una subvención de ARC POWER por el valor de US$ 2,5 millones, que les proporcionó el capital semilla y los fondos operativos iniciales. Dada la profunda colaboración y organización en red que se había producido en la región, Invest Appalachia tenía proyectos dignos de inversión para ir lanzando a medida que comenzaba la ardua tarea de recaudar el capital flexible necesario para empezar a generar un impacto real.

Centrándose en la función del capital y en la capacidad de las personas, las empresas y las comunidades de acceder a él, Invest Appalachia está “tomando las piezas que funcionan bien y las impulsa para que puedan llegar más lejos, hasta las comunidades marginadas, para ayudar a distribuir mejor los dólares que hay”, manifestó Crosson.

 


 

INVEST APPALACHIA Y CONNECT CAPITAL 

En 2018, el Centro para la Inversión Comunitaria (CCI, por su sigla en inglés) del Instituto Lincoln lanzó Connect Capital para ayudar a las comunidades a atraer y movilizar capital a escala, a fin de abordar sus necesidades. El primer grupo estuvo conformado por seis equipos, incluidos varios profesionales de desarrollo comunitario y otros dirigentes de la región central de los Apalaches. En el equipo participaron Sara Morgan, directora ejecutiva de inversiones de Fahe; Deb Markley, vicepresidenta de Locus Impact Investing; Andrew Crosson, quien llegaría a ser director general fundador de Invest Appalachia; y varias otras CDFI y dirigentes filantrópicos.

Connect Capital brindó capacitación dentro del marco de absorción de capital del CCI, un conjunto de principios organizativos que ayuda a los grupos a identificar prioridades compartidas, a crear una cartera de productos en los que se pueda invertir y a fortalecer el ambiente propicio para las políticas y prácticas que hacen posible la inversión. Morgan, Markley y Crosson manifestaron que la capacitación en el desarrollo de la cartera, un enfoque que promueve el pasaje de un modelo de escasez y competencia por los recursos a uno colaborativo, fue fundamental para la región y para el desarrollo de Invest Appalachia. La participación en Connect Capital aceleró el lanzamiento de la nueva entidad y le brindó las herramientas para tener éxito.

“Al ser un grupo de inversión de múltiples estados que analiza problemas como el desarrollo económico, el equipo de la zona central de los Apalaches se diferenciaba de los otros participantes”, comenta Omar Carrillo Tinajero, director de innovación y aprendizaje del CCI, quien dirigió el programa Connect Capital. Según expresó Tinajero, quedó impresionado por la dedicación del equipo en cuanto a la toma de decisiones democráticas y la creación de una asociación construida sobre la base de la confianza, y resaltó que las comunidades deben estar listas para absorber flujos de capital provenientes de la solidez de las relaciones. Sorprendido por el nivel de expansión que debían tener las carteras de inversiones, el CCI apoyó al equipo en la identificación de acuerdos a gran escala que ahora representan gran parte de la primera ronda de inversiones planificadas de Invest Appalachia.

 


 

Ideas importantes 

Invest Appalachia se lanzó con cuatro prioridades sectoriales principales: energía limpia, creación de entornos creativos, salud de la comunidad, y alimentos y agricultura. Estas prioridades se identificaron a través de una investigación colaborativa de varios años, y la fase de diseño incluyó a distintas partes interesadas a nivel regional, como miembros de la CAN y la AFN, CDFI, agencias públicas y grupos de desarrollo comunitario. La dirección de la estrategia de inversión de los fondos estará a cargo de una junta directiva formada por 14 partes interesadas, mientras que un Concejo de Asesoramiento Comunitario y un Comité de Inversiones supervisarán el uso de los fondos, impulsarán las prioridades de los sectores y definirán y medirán los objetivos y el impacto. 


Construir un sistema alimentario local y regional más robusto es una prioridad tanto para los financiadores como para los profesionales en la zona central de los Apalaches. Crédito: Rural Action.

El programa Hope Building, que abrió el camino hacia la adquisición asequible de viviendas para Sonya Comes y otros, ofrece un ejemplo de cómo Invest Appalachia sumaría estructuras de capital a lo largo de la región, en el sector de salud de la comunidad. Una posible inversión en Hope podría impulsar una inversión total por millones de dólares de la Alianza para el Desarrollo de la Vivienda, la ARC, la Fahe y el Appalachian Impact Fund que acoge la Foundation for Appalachian Kentucky. Para apoyar a los inversionistas actuales, Invest Appalachia puede ayudarlos a satisfacer la necesidad de obtener capital de préstamos subordinados y flexibles a través de estos tipos de inversiones innovadoras y “la eliminación de riesgos” de deudas parcialmente aseguradas a través de mejoras crediticias, como reservas preventivas para riesgo crediticio. Esto permitiría a la HDA crear más puestos de trabajo, edificar más casas e impulsar un mayor financiamiento.

Morgan, quien indicó que la Fahe ha invertido en la HDA por más de 20 años, ve las viviendas asequibles como “un trampolín para la recuperación económica” y espera que Invest Appalachia pueda acceder a los recursos que aporta este proyecto, y otros similares, a escala.

Invest Appalachia pretende desempeñar este tipo de papel en proyectos que van desde la revitalización del centro de la ciudad hasta instalaciones de energía solar (ver nota de recuadro en página 31). Actualmente, Crosson está llevando a cabo una campaña de capital con el respaldo de Locus Impact Investing, con sede en Richmond, Virginia, el administrador de inversiones del fondo, y asegura que el fondo está bien encaminado para cerrar esta primera ronda de recaudación de capital a fines del segundo trimestre de 2022. El objetivo total de Invest Appalachia Fund, una sociedad de responsabilidad limitada afiliada y dirigida por la ONG, es recaudar US$ 40 millones para principios de 2023, que se invertirán durante un período de siete años. Esta inversión reembolsable se complementará a través de un fondo catalizador común filantrópico que apoyará el desarrollo de una cartera inclusiva y ayudará a preparar proyectos dignos de inversión para que se concreten.

El fondo catalizador común proporcionará fondos flexibles tipo subvención que ayudarán a los proyectos que buscan inversiones a abordar problemas de capacidad, garantía o riesgo que no permiten que accedan a capital reembolsable. Como escribió Crosson en un artículo reciente de Nonprofit Quarterly, “sin mejoras crediticias, subsidios y otro capital flexible no extractivo que aceleren y eliminen los riesgos de los proyectos, las inversiones a gran escala no llegarán nunca a los residentes marginados que viven en lugares de baja riqueza como la región de los Apalaches” (Crosson 2021). Mientras tanto, Invest Appalachia Fund, LLC será una fuente de inversiones reembolsables en forma de préstamos grandes y flexibles gestionados en colaboración con otros socios de inversiones regionales como las CDFI. Este fondo asume intencionalmente más riesgos que la mayoría de las entidades crediticias, a fin de impulsar el capital hacia proyectos en los que es difícil invertir. Debido a esta estructura combinada, podrá absorber este riesgo y, aun así, realizar la devolución de capital y devoluciones concesionarias (por debajo del mercado) a los inversionistas. Según comenta Crosson, Locus Impact Investing encajaba como anillo al dedo en el rol de administrador de inversiones del fondo por su experiencia comprobable en financiamiento creativo y su arraigo en la región. Deb Markley, vicepresidenta de Locus, ha estado trabajando en la región por más de tres décadas. Markley describió a Invest Appalachia como un “socio confiable esencial” y comentó que Crosson cuenta con los tipos de redes adecuados y la confianza para superar los desafíos inherentes a una región rural con escasez de recursos, donde iniciativas de desarrollo comunitario nuevas o ambiciosas históricamente se enfrentan a respuestas escépticas o resistencias fundadas.

“Durante demasiado tiempo la región de los Apalaches se ha definido por lo que le falta”, escribió Markley en un artículo publicado en el sitio web de Locus (Markley 2021). “Al mejorar las oportunidades de inversión y apoyar a las instituciones financieras y a los profesionales arraigados en la zona, Invest Appalachia está reflejando una nueva narrativa acerca de la región para los inversionistas externos (presentando a la región central de los Apalaches como un lugar de oportunidad y visión). Como agente innovador en el espacio de capital comunitario, Invest Appalachia es una prueba positiva de que las regiones rurales pueden fomentar la creatividad, y así lo hacen, y servir de ejemplo a otras partes del país”.

Recaudar capital por más de US$ 50 millones no es tarea sencilla, pero las partes interesadas de la región confían en que Invest Appalachia triunfará en el ámbito nacional. El fondo transmite un mensaje de oportunidad a los inversionistas y ofrece una base a nivel nacional, en lugar de reforzar y realzar imágenes estereotipadas y motivadoras de la pobreza de la región de los Apalaches. Como resultado, Invest Appalachia está empezando a atraer inversionistas listos para asumir compromisos a largo plazo a fin de transformar la región.

Una cultura de colaboración 

Según manifiesta Crosson, los inversionistas nacionales se sorprenden constantemente por la diversidad de proyectos y el nivel de colaboración y confianza que reina entre las entidades crediticias de la región de los Apalaches. Se preguntan cómo es posible que una región con pobreza crónica, marginada desde el punto de vista económico y en la que no se suele invertir demasiado, haya construido un ecosistema de inversiones comunitario capaz de absorber y utilizar capital catalizador en pos de un cambio transformador. De hecho, hicieron tantas preguntas de ese tipo, que la Iniciativa de Ecosistema de Inversión en la Región de los Apalaches (AIEI, por su sigla en inglés), una coalición que incluye a Invest Appalachia, Locus, Fahe y Community Capital (socio CDFI regional), entre otros, creó un recurso en línea llamado “By Us For Us: The Appalachian Ecosystem Journey” (Por nosotros, para nosotros: recorrido por el ecosistema de la región de los Apalaches) para relatar el movimiento y el desarrollo de capacidades, y resaltar las historias de éxito regionales (AIEI 2021).

Corredactada por Sandra Mikush, exdirectora adjunta de Mary Reynolds Babcock Foundation, esta crónica regional se creó para proporcionar un contexto y recomendaciones a financiadores cuando buscan apoyar a comunidades de recursos escasos. Además, puede usarse como guía para otras zonas rurales en las que las redes y las asociaciones regionales se van fusionando, como el Delta y la zona rural de Texas.

Si bien las partes interesadas de la región central de los Apalaches han progresado considerablemente en la construcción de un ecosistema de inversión próspero y funcional, aún encuentran obstáculos para alcanzar el éxito económico a largo plazo. En muchos estados de la región de los Apalaches, los gestores de políticas tienden a favorecer los recortes tributarios para las corporaciones, postura que probablemente atrae a más industrias parásitas con auges y caídas, en lugar de buscar hacer inversiones profundas en las empresas locales y crear incentivos para ellas. Además, persiste ese discurso denigrante acerca de la gente de la región: que es una locura invertir en ellos y que no están dispuestos a trabajar duro para cambiar su situación, o no pueden hacerlo. Los mensajes de Invest Appalachia a los inversionistas nacionales y las inversiones planificadas en el trabajo a largo plazo de las comunidades ayudarán a combatir estos discursos y, en colaboración con varios socios, prepararán el camino para recrear lo que es posible para la región.

En Decolonizing Wealth, el autor y defensor de la filantropía y la justicia social, Edgar Villanueva, describe la necesidad de luchar contra una cosmovisión de separación y de cultivar la integración a fin de lograr un equilibrio (Villanueva 2018). Esa filosofía guía los esfuerzos por construir una economía más inclusiva, sostenible y resiliente en la región central de los Apalaches. “Si vamos a inclinar la balanza hacia la región de los Apalaches, debemos trabajar juntos”, indicó Morgan, de Fahe. “Espero que Invest Appalachia recaude los recursos a los que no podemos acceder porque es un nuevo tipo de vehículo, y sé que ellos conseguirán un capital consistente que nos ayudará a desarrollar una cartera de acuerdos en los que invertir juntos. Los recursos llegarán más lejos juntos”.

 


 

Alena Klimas se especializa en compromisos filantrópicos y escribe acerca de la cultura y el desarrollo económico de la región de los Apalaches. Colaboró con muchas organizaciones e iniciativas de la región a través de su antiguo trabajo en Appalachia Funders Network y Rural Support Partners, una consultora de gestión basada en la misión. Kilmas se crio en Virginia Occidental y en la actualidad vive en Asheville, Carolina del Norte. 

Crédito de la imagen principal: Foundation for Appalachian Kentucky.

 


 

Referencias

AIEI. 2021. “By Us For Us: Growing a Community Investment Ecosystem in Central Appalachia”. Sitio web. Appalachian Investment Ecosystem Initiative. https://appalachianinvestmentecosystem.squarespace.com.

Crosson, Andrew. 2021. “Countering Rural Disinvestment: Appalachia’s Ecosystem-Based Approach”. Nonprofit Quarterly. 22 de diciembre. https://nonprofitquarterly.org/countering-rural-disinvestment-appalachias-ecosystem-based-approach.

Edelman, Sarah. 2015. “The State of Rural Banking: Challenges and Consequences”. Testimonio ante el Comité de Banca, Vivienda y Asuntos Urbanos, y el Subcomité de Asuntos Urbanos sobre Instituciones Financieras y Protección al Consumidor del Senado. Washington, DC: Center for American Progress. https://www.banking.senate.gov/imo/media/doc/EdelmanTestimony102815FICP.pdf.

Markley, Deb. 2021. “Invest Appalachia: Innovating Community Capital in Central Appalachia”. Publicación en blog. Richmond, VA: Locus Impact Investing. https://locusimpactinvesting.org/news/blog-articles/invest-appalachia-innovating-community-capital-in-central-appalachia.html.

Schlegel, Ryan. 2020. “By the Numbers: How Philanthropy Responded During the Great Recession”. Comité Nacional para la Filantropía Sensible. 13 de marzo. https://www.ncrp.org/2020/03/greatrecessionanalysis.html.

Villanueva, Edgar. 2018. Decolonizing Wealth: Indigenous Wisdom to Heal Divides and Restore Balance. Oakland, CA: Berrett-Koehler. https://www.penguinrandomhouse.com/books/588996/decolonizing-wealth-second-edition-by-edgar-villanueva.