Topic: Água

Una meditación cartográfica

Mapear la cuenca del río Colorado en el s. XXI
Por Zach Sugg, Julho 31, 2021

 

El nuevo mapa de la cuenca del río Colorado del Centro Babbitt está disponible sin costo en formato PDF descargable y en papel

 

¿Dónde está la cuenca del río Colorado? Cualquier principiante que aventure una somera búsqueda en Google se sorprenderá, y quizás se frustre, se confunda o un poco de ambas: no hay una respuesta sencilla a esa pregunta. El río Colorado serpentea por siete estados de los Estados Unidos y dos de México, y ofrece sus recursos a más de 40 millones de personas y 18.200 kilómetros cuadrados de campos agrícolas en el camino. Es una de las vías fluviales más complejas en cuanto a geografía, historia, política y cultura. De esto resulta que no sea sencillo crear un mapa preciso de la cuenca (la amplia superficie del suelo que drenan el río y sus afluentes).

Los mapas de la región que más se usan son muy variados, incluso en detalles básicos como los límites de la cuenca, y casi ninguno sigue el ritmo de la realidad cambiante: por ejemplo, que la vía fluvial está sobreexplotada y ya ni llega a su desembocadura en el mar. En el Babbitt Center, empezamos a oír un punto en común al trabajar con las partes interesadas del oeste del país para integrar la planificación y el agua: en repetidas ocasiones, la gente destacaba los errores en los mapas disponibles y sugería que se podrían tomar decisiones de gestión hídrica más efectivas si se intentara corregirlos. Pero parecía que nadie tenía la capacidad de hacerlo. Así, con la ayuda del flamante Centro de Soluciones Geoespaciales del Instituto Lincoln, nos embarcamos en un proyecto propio de mapeo.

Nuestro mapa de la cuenca del río Colorado, revisado por colegas, se acaba de publicar y se incluye en esta edición de Land Lines. Pretende corregir varios errores comunes en los mapas populares y, a la vez, ser un recurso actualizado para gestores hídricos, dirigentes de tribus y otras personas que se enfrentan a problemas cruciales relacionados con el crecimiento, la gestión de recursos, el cambio climático y la sostenibilidad. Es un mapa físico-político de toda la cuenca del río Colorado, que incluye la ubicación de los 30 pueblos tribales con reconocimiento federal; diques, embalses, canales y desvíos de y hacia otras cuencas; áreas de protección federal; y vías fluviales naturales con indicadores de caudal intermitente durante el año. Pondremos el mapa a disposición de forma gratuita, con la esperanza de que sea un recurso de consulta frecuente, tanto dentro de la cuenca como fuera de ella.

Desafíos, decisiones y criterios

Los mapas tienen pocas palabras, pero dicen mucho. Todos son subjetivos de alguna manera y afectan el modo en que la gente percibe ciertos lugares y fenómenos, y cómo piensa en ellos.

En el proceso de revisión de colegas del nuevo mapa, alguien nos preguntó si el objetivo era mostrar la cuenca “natural” o la moderna; es decir, la fabricada y definida según la ley. Esta pregunta, que parece sencilla, suscitó varios interrogantes fundamentales sobre qué es o qué sería en realidad una cuenca “natural”. Esto nos recordó el eterno dilema de los defensores de la restauración ecológica: ¿cuál es el estado pasado al que deberíamos intentar regresar?

En el caso del Colorado, la pregunta es: ¿cuándo fue “natural” la cuenca? ¿Antes de construir la represa Hoover, en la década de 1930? ¿Antes de erigir la represa Laguna, la primera que construyó el gobierno de los Estados Unidos, en 1905? ¿En el siglo XVIII? ¿Hace 500 años? ¿Hace un millón de años? En una era en que la dupla humano-naturaleza evolucionó y permite comprender mucho mejor los sistemas socioecológicos, es difícil responder estas preguntas.

Este dilema nos inquietó un buen tiempo. Por un lado, representar una cuenca “natural” prehumana es prácticamente imposible. Por el otro, sentíamos el impulso de representar más los aspectos previos a las represas de lo que solemos ver en los mapas convencionales, en los que, en general, se opta por el límite según los artilugios gubernamentales de los siglos XIX y XX.

Al final, luego de varias sesiones de revisión internas y externas, acordamos una representación que no intenta resolver la tensión entre lo “natural” y lo “humano”. Incluimos infraestructura, que muestra a las claras la naturaleza tan artificial de la cuenca actual. También incluimos la cuenca del Saltón y la de Laguna Salada, dos depresiones topográficas formadas por el Colorado. Ninguna forma parte del curso fabricado de hoy, y se suelen excluir de los mapas de la cuenca. No elegimos mostrarlas porque esperamos que el río Colorado se salga del canal en algún momento, ni porque pretendamos representar con exactitud cómo era el delta antes del siglo XX. Según lo que investigamos, el fenómeno de El Niño de la década de 1980 tuvo tal magnitud que el agua del delta inundado llegó al lecho seco del Laguna Salada, al punto que allí se pudo realizar pesca comercial. Por su parte, la gestión medioambiental del mar de Saltón, que está tan contaminado, es un dilema que ha aparecido en los últimos debates sobre el futuro de la gestión del Colorado. Estas zonas no son irrelevantes en lo político y lo hidrológico.

Nuestro mapa no pretende responder todas las preguntas sobre la cuenca. De muchas formas, nuestra contribución a la cartografía del río Colorado resalta las tensiones no resueltas que definen este sistema fluvial y seguirán impulsando el diálogo sobre la gestión y la conservación hídricas en la cuenca del río Colorado.

No hay una definición simple de la cuenca del río Colorado. Quizás ese sea el mensaje subyacente más importante de este nuevo mapa.

 

Para encargar un mapa o descargar el PDF, visite www.lincolninst.edu/publications/maps-infographics/map-colorado-river-basin. Para explorar nuestro StoryMap del río Colorado, visite www.lincolninst.edu/research-data/data/co-river-storymap.

 


 

Zachary Sugg es gerente sénior de programa en el Centro Babbitt para Políticas de Suelo y Agua.

 


 

Contenido relacionado

StoryMap: The Hardest Working River in the West

Sortear la brecha

Por qué es crucial integrar la planificación del suelo y el agua para alcanzar un futuro más sostenible
Por Heather Hansman, Julho 31, 2021

 

R

ick Schultz no detesta el césped categóricamente. Entiende que es útil en algunos lugares (seguro, tiene que haber espacios para practicar deportes), pero no es necesario en bulevares ni en amplios jardines en zonas áridas. Schultz es especialista en conservación del agua para el servicio público municipal de Castle Rock, Colorado.

Esta comunidad se encuentra en el límite meridional de la zona metropolitana de Denver, y es una de las de mayor crecimiento en el país. La población se disparó: pasó de tener 20.224 habitantes en 2000 a casi 72.000 hoy. El 70 por ciento del suministro de agua proviene de napas subterráneas no renovables, por lo que, a medida que la ciudad fue creciendo, los funcionarios debieron descifrar cómo estirar dicho suministro. En 2006, el servicio público y el departamento de planificación empezaron a colaborar para abordar este asunto.

La comunidad creó un plan hídrico de ordenamiento territorial que estableció pautas (por ejemplo, en qué lugares ameritaba tener césped) para delinear cómo y dónde se podía conservar agua sin dejar de atender el crecimiento. Schultz dice que debieron salirse de lo tradicional en regulaciones del uso del suelo y patrones de suministro de agua para buscar sostenibilidad a largo plazo, y redirigirse a partes discrepantes del proceso de planificación hacia el crecimiento inteligente: “Si queríamos obtener un resultado mejor, debíamos exceder un poco los límites”.

Desde entonces, Castle Rock ha implementado incentivos económicos, cambios regulatorios e incluso estrategias de ciencias de la conducta para procurar que el suministro de agua se considere de forma activa como parte de todo proceso de planificación y desarrollo. Desde ofrecer incentivos a desarrolladores que instalan sistemas de monitoreo del agua a exigir a los paisajistas que obtengan certificados profesionales en eficiencia hídrica, la ciudad hoy es líder en el sector, y tiene el reconocimiento del estado de Colorado por sus labores y por compartir las buenas prácticas con otras organizaciones.

En comunidades de todo el país, los planificadores y gestores hídricos están saliendo del aislamiento en el que suelen manejarse y hallan nuevas formas de trabajar en conjunto. En parte, esto se debe a que el cambio climático está provocando turbulencias en el sector hídrico en todo el país: sequías prolongadas, inundaciones e incendios perjudiciales, tormentas intensas y aumento del nivel del mar.

La urgencia por desarrollar resiliencia frente a estas amenazas es cada vez más evidente. También aumenta la colaboración, porque, si bien las comunidades se enfrentan a desafíos muy distintos y manejan incontables variaciones en sus estructuras municipales, muchas están redescubriendo una verdad única sobre el suelo y el agua: cuando se planifica para uno de ellos, se debe planificar para ambos.

Los ingenieros hídricos empiezan a reconocer que no pueden ofrecer servicios sostenibles sin involucrar a la comunidad de desarrolladores, como planificadores, arquitectos y activistas comunitarios”, explica la Guía de políticas hídricas de la Asociación Americana de Planificación (APA 2016). “Los planificadores de vanguardia están pidiendo a los gestores hídricos asesoramiento en sus planes integrales, no solo para cumplir los objetivos medioambientales, sino también para añadir valor y habitabilidad, arraigados en la visión de la comunidad”. 

Cómo llegamos aquí

Imagine la vista desde un avión al sobrevolar zonas rurales o los alrededores de una ciudad importante: los lindes en ángulos rectos de los campos agrícolas y haciendas contrastan con el serpenteo de los cauces de los ríos y las formas irregulares de los lagos y estanques. El suelo y el agua son recursos muy diferentes. Por lo tanto, se han gestionado de forma diferente y por separado.

La brecha entre la planificación del agua y el suelo tiene raíces profundas. Si bien el agua se vincula con todos los aspectos del crecimiento sostenible, desde la salud ecosistémica hasta la viabilidad económica, los planificadores y gestores hídricos trabajan por separado desde hace mucho tiempo. Desde juntas voluntarias de planificación en comunidades rurales hasta departamentos repletos de personal en las grandes ciudades, los planificadores se centran en el uso del suelo y el entorno construido. Los gestores hídricos, por su parte, ya sea que trabajen para un servicio público municipal, una empresa privada o un mayorista regional, se centran en suministrar agua limpia y apta.

No se me ocurre ni una sola ciudad que contenga [la planificación y la gestión hídrica] en una sola división”, dice Ray Quay, investigador del Instituto Mundial de Sostenibilidad de la Universidad Estatal de Arizona, quien ha trabajado como vicedirector de planificación del suelo y de servicios hídricos en Phoenix, Arizona. Quay dice que las decisiones de desarrollo regionales y de las cuencas relacionadas con el crecimiento no suelen coincidir con el suministro de agua.

Un ejemplo de una brecha clásica es que, al planificar el crecimiento, los planificadores suponen que el servicio público de agua podrá abastecerla, mientras que dichos servicios públicos no participan en las decisiones sobre el crecimiento comunitario, solo construyen infraestructura para atender el nuevo crecimiento que les llega”, añade Jim Holway, director del Centro Babbitt para Políticas de Suelo y Agua, creado en 2017 por el Instituto Lincoln de Políticas de Suelo para fomentar la integración de la gestión hídrica y del suelo.

Ivana Kajtezovic, gerenta del programa de planificación de Tampa Bay Water, un servicio público mayorista regional de agua potable de Florida, confirma esta falta de coordinación. “Tampa Bay Water no tiene poder de decisión en el crecimiento de los condados y ciudades que atiende. Nuestra misión se limita a ofrecer agua potable, no importa el crecimiento ni su ritmo. Los condados y las ciudades que atendemos toman las decisiones sobre el uso del suelo”.

Según una encuesta hídrica de 2016 realizada por Water Working Group, de la APA, el 75 por ciento de los planificadores de uso del suelo no se sintió muy involucrado en la planificación y las decisiones hídricas (Stoker et al. 2018). “Sabemos que el suelo y el agua están relacionados, y nunca nadie discute que estén separados”, dice Philip Stoker, profesor adjunto de planificación en la Universidad de Arizona, quien realizó la encuesta de la APA. “La gente los separó, nada más”. 
 
Esta separación, en parte, es el resultado de estructuras regulatorias históricas. “En una gran proporción, el agua se basa en leyes estatales, con alguna que otra intervención federal”, dice Anne Castle, ex subsecretaria de agua y ciencia del Departamento del Interior de los Estados Unidos. La gestión federal implica regulaciones como la Ley de Agua Limpia e involucra a organismos como la Oficina de Recuperación de los Estados Unidos, y los derechos hídricos se asignan a nivel estatal. Al mismo tiempo, si bien a nivel federal y estatal se supervisan algunas tierras públicas, casi todas las regulaciones y la planificación relacionadas con tierras privadas se implementan a nivel local o regional, y reflejan derechos y deseos individuales y comunitarios. Si bien hay iniciativas estatales que “enfatizan más la consideración del agua en el desarrollo del suelo”, según Castle (incluso en Colorado, donde ella trabaja), sigue habiendo brechas profundas en las prioridades y las responsabilidades.

Por supuesto, cada comunidad lidia con problemas únicos, pero la encuesta de Stoker sugiere que los obstáculos para resolverlos son similares: falta de tiempo y de recursos, miedo de perder poder jurisdiccional o delegar el control, y diferencias en educación, experiencia y lenguaje técnico. Superar estas dificultades puede ser difícil. “Por lógica, debería ser fácil, pero cuando las instituciones crecen con un solo punto de enfoque, es difícil cambiar la misión y expandirse a otros lugares”, dice Bill Cesanek, copresidente de la Red de Agua y Planificación de la APA. Cesanek dice que todo funciona mejor cuando los planificadores comparten la responsabilidad de determinar de dónde vendrá el agua para suplir las demandas futuras.

Quay coincide en que los planificadores del agua y el suelo deben trabajar juntos y deben ser realistas acerca de dónde y cómo pueden crecer las comunidades, y si deben hacerlo. “Uno de los factores fundamentales es la voluntad política”, dice. “Deberíamos pensar qué es lo más importante para la comunidad, y deberíamos asignar el agua a eso”.

Según Holway, del Centro Babbitt, esto es cada vez más común. “Con el aumento de la demanda de agua y ante los crecientes problemas para adquirir nuevos suministros, los servicios públicos y los planificadores del suelo deben descifrar cómo trabajar en conjunto para mantener el equilibrio entre el suministro y la demanda”.  

“Demasiada, muy poca, muy contaminada”

Según la Guía de políticas hídricas de la APA, los riesgos asociados al agua suelen ser siempre parecidos: no alcanza el agua debido al crecimiento demográfico y al estrés climático, además de que los suministros ya están asignados o se asigna más cantidad de la disponible; hay demasiada agua debido a las inundaciones y el aumento del nivel del mar; o peligra la calidad del agua debido a las escorrentías agrícola y urbana. Todos estos casos son cada vez más urgentes.


Mapa de las condiciones de sequía en los Estados Unidos, mayo de 2021. Crédito: el Monitor de Sequía de los Estados Unidos es una producción conjunta del Centro Nacional para la Mitigación de Sequías (NDMC, por su sigla en inglés) de la Universidad de Nebraska–Lincoln, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica. Mapa cortesía del NDMC.

No alcanza el agua. En el sudoeste (y en particular en la cuenca sobreexplotada del río Colorado, que atiende a más de 40 millones de personas de siete estados de los Estados Unidos y dos de México), las sequías persistentes disminuyen la carga nival, merman la disponibilidad en los acuíferos naturales y reducen los embalses. Los investigadores predicen que el caudal del río Colorado disminuirá entre un 20 y un 35 por ciento hacia 2050, y entre un 30 y un 55 por ciento hacia fin de siglo (Udall 2017).

Además, la sequía tiene un efecto de cascada en otros sistemas hídricos. Por ejemplo, en los bosques occidentales secos los incendios son cada vez más frecuentes y descomunales, y contaminan las cuencas en zonas que antes no tenían este problema, como el tramo superior del Colorado. Según la Agencia de Protección Ambiental, durante un incendio y en los años posteriores el agua se puede contaminar con cenizas, sedimentos y otros agentes. Esto obliga a los gestores hídricos a esforzarse para hallar soluciones. “Creo que hay una tendencia mucho mayor y más rápida a la colaboración en la planificación del uso del suelo y la gestión hídrica en lugares con escasez”, dice Stoker.

Demasiada agua. En los últimos 30 años, las inundaciones causaron un promedio de US$ 8.000 millones en daños y 82 muertes al año en los Estados Unidos (Cesanek, Elmer y Graeff 2017). Quay dice que, dado que el cambio climático provoca eventos climáticos más extremos, las inundaciones exceden los parámetros definidos por la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, que tradicionalmente han sido la guía para las decisiones de planificación. Agrega que es difícil adaptarse porque las pautas y leyes fijas de planificación no están preparadas para estos extremos.

Los lugares bajos, como Hoboken, Nueva Jersey (que sufrió inundaciones en algunas partes por el aumento del nivel del mar y supertormentas como el huracán Sandy), están incorporando la resiliencia en la planificación de los sistemas hídricos. La ciudad está añadiendo herramientas, como dunas artificiales de arena, que funcionan como barreras físicas y pueden desviar marejadas a bombas antiinundaciones recién construidas.

El sistema de agua pluvial está en el mismo nivel que el río; [el agua de lluvia] no tiene a dónde ir, así que debieron construir un programa de planificación para la resiliencia muy innovador”, dice Cesanek.

Agua contaminada. Durante precipitaciones fuertes, que son cada vez más frecuentes debido al cambio climático, el sistema cloacal combinado de Milwaukee, Wisconsin, se desborda y llega a ríos vecinos y al lago Míchigan. Esto contamina las vías fluviales, compromete el ecosistema y perjudica el suministro de agua. “El agua pluvial se mete en nuestros sistemas combinados y sanitarios. Nada es estanco”, dice Karen Sands, directora de planificación, investigación y sostenibilidad del Distrito Cloacal Metropolitano de Milwaukee (MMSD, por su sigla en inglés). Sands indica que el MMSD tuvo que alinear capas geográficas y jurisdiccionales divergentes para hallar soluciones que protejan la cuenca. Una de estas soluciones fue la construcción del parque Menomonee, de 24 hectáreas, en conjunto con planificadores urbanos. Se espera que este trate la totalidad de la escorrentía de agua pluvial de las zonas industriales y comerciales cercanas. Ahora garantiza el suministro de agua potable y gestiona la demanda futura de forma preventiva.

Chi Ho Sham, presidente de American Water Works Association (AWWA), una organización internacional sin fines de lucro para profesionales del suministro de agua, dice que una de las mayores inquietudes del grupo tiene que ver con la calidad del agua, en particular con protegerla desde su origen, limitar el uso contaminante y crear barreras para detener o evitar la contaminación. “Desde mi punto de vista, nuestro trabajo es lograr una colaboración estrecha con los propietarios”, dice. “Los gestores hídricos no lo pueden hacer por su cuenta”.

Problemas de infraestructura e igualdad

Se estima que en 2050 la población de los Estados Unidos llegará a los 517 millones, y las ciudades de mayor crecimiento serán las meridionales y occidentales (Oficina del Censo de los Estados Unidos 2019). No se puede impedir que las personas se muden a Tempe o Tampa Bay, pero el crecimiento se está dando en regiones donde ya hay mucha presión sobre la calidad y la cantidad del agua. En algunos lugares, el crecimiento acelerado ha restringido a planificadores y gestores hídricos, quienes implementaron medidas de conservación y reutilización de agua para procurar que esta alcance.

Para peor, la infraestructura hídrica de la nación no siguió el ritmo de los cambios demográficos. Las antiguas tuberías de plomo se están desintegrando, y las plantas de depuración están saturadas por la cantidad de agua que deben procesar. En 2017, la Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles determinó que el agua potable de la nación era de clase D, y estimó un costo de US$ 100.000 millones para hacer las actualizaciones de infraestructura necesarias (ASCE 2017).

También hay una brecha entre los lugares que pueden costear la actualización de infraestructura y los que no. A fin de garantizar el suministro de agua para todos en el futuro, es esencial atender esta desigualdad, según indica Katy Lackey, gerenta de programa sénior de la organización sin fines de lucro US Water Alliance, una coalición nacional de servicios públicos, empresas, organizaciones medioambientales, sindicatos y otras partes, que está trabajando para procurar un futuro hídrico sostenible.

Creemos que la igualdad hídrica se da cuando todas las comunidades tienen acceso a agua potable limpia, segura y asequible, y a servicios de aguas residuales, las inversiones en infraestructura se maximizan y benefician a todas las comunidades, y estas tienen capacidad de resistencia ante el cambio climático”, indica. Para alcanzar esa meta, se necesitan nuevas formas de trabajar.

Cómo trabajar bien en conjunto


Participantes de un taller Growing Water Smart, que une a planificadores de uso del suelo y gestores hídricos de una misma comunidad para realizar debates y crear un plan de acción local. Crédito: Instituto Sonoran.

Holway, del Centro Babbitt, dice que el primer paso de la planificación integrada debe ser reunir a la gente en un mismo lugar para comprender las necesidades de la comunidad, las brechas de los procesos actuales y cómo pueden trabajar mejor en conjunto. A partir de eso, es fundamental formalizar metas relacionadas con la planificación y el agua, ya sea que se reflejen en un plan cabal o de ordenamiento territorial para el desarrollo comunitario, en un plan más específico basado en la conservación y la resiliencia, o en cambios de zonificación y regulaciones.

Nos centramos en identificar, evaluar y promover herramientas que integren mejor el suelo y el agua, con opiniones de un grupo diverso de profesionales e investigadores”, dice Holway, y destaca que Erin Rugland, gerenta de programa del Centro Babbitt, publicó varias obras para profesionales, entre ellas una matriz de herramientas disponibles para integrar el suelo y el agua (Rugland 2021) y dos manuales centrados en buenas prácticas (Rugland 2020, Castle y Rugland 2019).

Quienes se centran en la importancia de integrar el suelo y el agua recomiendan varios pasos que pueden seguir los planificadores y los gestores hídricos para garantizar que las colaboraciones obtengan resultados satisfactorios:

Cultivar relaciones. Stoker descubrió que un primer paso importante sería lograr que la gente deje de trabajar aislada. “En los lugares con mejores resultados al integrar la planificación del agua y el suelo, los servicios públicos y los planificadores estaban en buenos términos. Sabían que, si trabajaban en conjunto, saldrían beneficiados”, dice. Stoker menciona como ejemplo a Aiken, Carolina del Sur: los gestores hídricos ayudaron a armar el plan integral. Añade que este tipo de colaboración es importante en cualquier escala.

En Westminster, Colorado, los gestores hídricos participan en las reuniones previas a la solicitud de todas las iniciativas nuevas. Desde el principio, tienen la posibilidad de asesorar sobre cómo afectarán las decisiones de tuberías y paisajismo al uso y los costos hídricos del proyecto.

Westminster es una de las 33 comunidades occidentales que participaron en el programa Growing Water Smart, un taller de varios días organizado por el Centro Babbitt y el Instituto Sonoran con financiamiento adicional de la Junta de Conservación de Agua de Colorado y Gates Family Foundation. Growing Water Smart reúne grupos pequeños de dirigentes para comunicar, colaborar e identificar un plan de acción a un año.

La razón de ser de Growing Water Smart es reunir a planificadores de uso del suelo y gestores hídricos de una misma comunidad para que hablen entre sí, a veces por primera vez”, dice Faith Sternlieb, gerenta sénior de proyecto del Centro Babbitt, quien ayuda a moderar el programa. “En cuanto empiezan a compartir recursos, datos e información, se dan cuenta de lo valiosas e importantes que son la colaboración y la cooperación. No es que no quieran trabajar en conjunto, sino que de verdad creían tener todo lo necesario para ejecutar su trabajo. Pero no suelen tener el tiempo y el espacio necesarios para pensar y planificar de forma holística”.  

En mi experiencia, lo que ha funcionado es forjar relaciones con los planificadores que toman las decisiones”, confirma Kajtezovic, de Tampa Bay Water. “Yo me comunico todo lo que puedo con ellos y les explico la importancia de proteger el agua de origen”.

Promover la creatividad y la flexibilidad. Luego de forjar las relaciones, la creatividad y la flexibilidad son fundamentales. Dado que cada comunidad se enfrenta a distintas dificultades de planificación, “el contexto tiene una importancia tremenda”, dice Quay. Esto no solo es cierto para distintas regiones, sino también dentro de ellas, y a veces de una comunidad a otra. “Lo que sirve en Phoenix no necesariamente servirá en Tempe [que está justo al lado de Phoenix hacia el este], por lo que no es posible adaptar buenas prácticas de gestión así como así; debemos pensar en lo mejor para cada caso”. Él recomienda identificar un conjunto amplio y flexible de herramientas que se puedan usar y adaptar con el tiempo.
 
Tener voluntad de aprender. Debido a su especialización, los planificadores y los gestores hídricos “no hablan el mismo idioma”, dice Sham, quien indica que AWWA ha estado trabajando en capacitación colaborativa sobre protección del agua de origen para miembros y propietarios. A veces parece que es más trabajo por adelantado, y dice que la gente puede ser reacia a aceptar tareas que no le corresponden, pero es esencial desarrollar un idioma y un conocimiento en común para lograr sostenibilidad a largo plazo.

John Berggren ayuda a las comunidades a coordinar la planificación del agua y el suelo desde su puesto de analista de políticas para Western Resource Advocates. Dice que uno de los primeros pasos es capacitar a los dirigentes locales y entusiasmarlos acerca de incluir el agua en sus planes cabales. “Despertamos su interés e inquietud acerca de la conservación, y creamos un apoyo vertical para los departamentos de planificación y los servicios públicos”, dice. Cuando el agua se incluye en el plan integral, los planificadores y los servicios públicos pueden llegar a soluciones creativas y progresivas. 

Abarcar. La integración del uso del suelo y la planificación hídrica funciona mejor cuando se incluye en regulaciones de nivel estatal o en planes integradores a nivel comunitario. Según el Centro Babbitt, 14 estados incorporan formalmente el agua en la planificación de algún modo, y cada vez son más. Por ejemplo, el Plan Hídrico de Colorado de 2015 estableció un objetivo para que en 2025 el 75 por ciento de los habitantes viva en comunidades que hayan incorporado acciones de ahorro de agua en la planificación de uso del suelo. Algunas comunidades ya están trabajando en ese proceso, y hay 80 que deberían empezar a actuar para llegar a esa meta. Además, hace poco el estado aprobó una ley que esboza pautas de conservación hídrica para la planificación, y designa un nuevo puesto en el gobierno que respalda la coordinación de la planificación del agua y el suelo.

Desde el año 2000, cuando Arizona aprobó la Ley de Crecimiento Más Inteligente Plus, el estado exige a las comunidades incluir en su plan cabal un capítulo dedicado al vínculo entre el suministro y la demanda de agua, y las proyecciones de crecimiento. Esto también se está observando en lugares menos secos. El plan integral del condado Manatee, en Florida, vincula la calidad del agua con la necesidad de usar el agua no potable para todo lo que sea posible. Incluye códigos de reutilización de agua y fuentes alternativas para aumentar la disponibilidad y procurar que el agua llegue al destino más adecuado.

Quay dice que, para incorporar el agua a los planes integrales, las comunidades necesitan una idea concreta del tipo y la cantidad de recursos disponibles. Luego, los gestores hídricos y los planificadores pueden trabajar en conjunto para identificar fuentes nuevas y alternativas, como tratamiento de aguas residuales y grises (agua del hogar que se usó para lavar ropa, por ejemplo, y que se puede volver a usar en el retrete); identificar la demanda prevista y definir cómo se va a suplir.

Aprovechar el poder de la acción local. Aunque el estado no exija planificar pensando en el agua ni esto se incorpore al plan cabal de la comunidad, los gestores hídricos y los planificadores igual pueden hallar formas de colaborar. Los planes locales más específicos pueden incluir planes de suministro de agua e infraestructura de aguas residuales; atenuación de peligros y planes de resiliencia, como gestión de terrenos anegables y agua pluvial; gestión de demanda; procesos y salud de las cuencas; y planes de coordinación y colaboración entre organismos. Si estas variables resultan apabullantes, Berggren sugiere que los planificadores soliciten recomendaciones sobre buenas prácticas a otras comunidades. Dice que, si bien todas las comunidades son diferentes, “no hace falta que nadie reinvente la rueda”.

Además, los cambios en políticas locales pueden incluir códigos basados en la forma que definan aspectos del entorno construido relacionados con el agua. Sands dice que, en Milwaukee, algunas buenas prácticas para gestionar inundaciones y contaminación son “actualizar los códigos y normas municipales para promover la infraestructura verde y prácticas más sustentables”. Esa infraestructura verde, que emula los procesos naturales del lugar mediante métodos como jardines de biofiltración y almacenamiento de agua pluvial, puede lograr que las comunidades sean más resistentes al cambio climático y, a la vez, restaurar ecosistemas y proteger el suministro de agua.

También se pueden cambiar las políticas hídricas mediante normas de zonificación, como reducir el tamaño de las parcelas. Los planificadores pueden usar loteos y normas de desarrollo del suelo para promover la captura, la infiltración y la liberación paulatina del agua pluvial en el mismo lugar. Algunas comunidades adoptaron códigos de plomería que exigen aparatos de alta eficiencia, o códigos de edificación que admiten reciclaje de agua o subcontaje para aumentar la eficiencia de las residencias multifamiliares. Fountain, Colorado, tiene costos de conexión orientados a la conservación, lo cual incentiva a los desarrolladores a cumplir con los estándares de eficiencia hídrica más allá del código de edificación. Pueden pagar costos de conexión más bajos si aceptan condiciones como usar plantas nativas o incluir aparatos eficientes de interior en un desarrollo.

Los beneficios de integrar la planificación del suelo y el agua son muy variados, desde resultados mensurables como adaptar planes de desarrollo para garantizar un correcto suministro del agua, hasta efectos más indirectos y a largo plazo, como reducir el conflicto entre usuarios ante la disponibilidad reducida. En Castle Rock, Schultz y sus colegas notaron que las normas de uso del suelo orientadas al agua pueden tener un gran impacto y beneficiar la calidad de vida como un todo. No siempre fue fácil, dice, pero parece que la nueva forma de hacer las cosas está rindiendo sus frutos: “Demostramos que podemos hacerlo mejor si ofrecemos una buena base”. 

 


 

Heather Hansman periodista independiente, es columnista para la revista Outside y autora de Downriver: Into the Future of Water in the West (The University of Chicago Press 2019).

Fotografía principal: En Castle Rock, Colorado, los planificadores y los gestores hídricos se han asociado en planes para el crecimiento sostenible. Crédito: Robert Young via iStock Editorial/Getty Images Plus.

 


 

Referencias

APA (Asociación Americana de Planificación). 2016. APA Policy Guide on Water. Chicago, IL: Asociación Americana de Planificación. https://www.planning.org/policy/guides/adopted/water/.

ASCE (Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles). 2017. “Infrastructure Report Card”. Washington, DC: Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles. https://www.infrastructurereportcard.org/.

Castle, Anne, y Erin Rugland. 2019. “Best Practices for Implementing Water Conservation and Demand Management Through Land Use Planning Efforts: Addendum to 2012 Guidance Document”. Denver, CO: Junta de Conservación de Agua de Colorado. Enero. https://dnrweblink.state.co.us/cwcbsearch/ElectronicFile.aspx?docid=208193&dbid=0.

Cesanek, William, Vicki Elmer, y Jennifer Graeff. 2017. “Planners and Water: PAS Report 588”. Chicago, IL: Asociación Americana de Planificación.

Rugland, Erin. 2020. Incorporating Water into Comprehensive Planning: A Manual for Land Use Planners in the Colorado River Basin. Cambridge, MA: Instituto Lincoln de Políticas de Suelo. https://www.lincolninst.edu/publications/other/incorporating-water-comprehensive-planning.

———. 2021. “Integrating Land and Water: Tools, Practices, Processes, and Evaluation Criteria”. Documento de trabajo. Cambridge, MA: Instituto Lincoln de Políticas de Suelo. https://www.lincolninst.edu/publications/working-papers/integrating-land-water (febrero).

Stoker, Philip Anthony, Gary Pivo, Alexandra Stoicof, Jacob Kavkewitz, Neil Grigg, y Carol Howe. 2018. Joining-Up Urban Water Management with Urban Planning and Design. Alexandria, VA: The Water Research Foundation. https://www.waterrf.org/research/projects/joining-urban-water-management-urban-planning-and-design.

Udall, Bradley, y Overpeck, Jonathan. 2017. “The Twenty-First Century Colorado River Hot Drought and Implications for the Future”. Investigación de recursos hídricos 53 (3): 2404-2418.

Oficina del Censo de los Estados Unidos. 2019. “Fastest-Growing Cities Primarily in the South and West”. Comunicado de prensa. 23 de mayo. https://www.census.gov/newsroom/press-releases/2019/subcounty-population-estimates.html.

 


 

Contenido relacionado

Growing Water Smart: Workshop Helps Western Communities Integrate Water and Land Use Planning

 

 

 

Water Planning: Land Use Decisions Could Make or Break the River that Sustains One in Nine Americans

 

 

Water and Governance in the Colorado River Basin (A 75th Anniversary Lincoln Institute Dialogue)

Dezembro 8, 2021 | 2:00 p.m.

Free, offered in inglês

Water is life, and the way we manage water in arid and semi-arid regions—and deal with related land-use challenges—will shape the future of our communities. Join U.S. Rep. Greg Stanton of Arizona, former mayor of Phoenix, and Dr. Kathryn Sorensen, director of research at the Kyl Center for Water Policy at Arizona State University and former director of water services for the city of Phoenix, for a discussion of water and governance. 

The speakers will consider sustainability challenges in the southwestern United States and lessons learned from their work in Phoenix and elsewhere. They will delve into current governance issues and the critical need for bold leadership to ensure that our communities are resilient and sustainable. Finally, the discussion will address water provisions in the recently adopted Infrastructure Investment and Jobs Act and proposed Build Back Better Act.

Watch Presentation

Speakers

Hon. Greg Stanton, U.S. Representative, Ninth Congressional District of Arizona and Former Mayor of Phoenix, Arizona 

Kathryn Sorensen, Director of Research, Kyl Center for Water Policy, Arizona State University 

Moderator: Jim Holway, Director, Babbitt Center for Land and Water Policy, Lincoln Institute of Land Policy 

Resources


Details

Date
Dezembro 8, 2021
Time
2:00 p.m.
Registration Period
Novembro 1, 2021 - Dezembro 8, 2021
Language
inglês
Registration Fee
Free
Cost
Free

Keywords

Adaptação, Preservação, Meio Ambiente, Gestão Ambiental, Planejamento de Uso do Solo, Recursos Naturais, Água, Planeamento hídrico

Land Matters Podcast: Bruce Babbitt on the Climate Crisis

By Anthony Flint, Novembro 1, 2021

 

As world leaders and some 20,000 delegates gather in Glasgow, Scotland, for the COP26 climate summit, they’ll be working toward the goal of keeping global warming at 1.5 degrees Celsius, through a variety of methods aimed at reducing greenhouse gases. Much of the focus is on renewable energy and decarbonizing the power grid, transportation, and buildings. But Bruce Babbitt, former governor of Arizona and former Interior secretary, says there are two other big sectors that should not be overlooked:  land and water. 
 
“It just isn’t really getting the attention it deserves,” says Babbitt in the most recent episode of the Land Matters podcast, noting that land-clearing and the destruction of forests takes away vast carbon sinks and accounts for 20 percent of emissions worldwide, on a par with what transportation produces globally. 

Global warming is also having such a big impact on water supplies all around the world, he said, more focus needs to be on near-term solutions to avert a catastrophic crisis in both urban development and agriculture. The Colorado River Basin, where the Lake Mead and Lake Powell reservoirs have dropped to historic lows, is a vivid illustration of that challenge. 

“The Colorado River becomes sort of the poster child of this, because the river flow is diminishing as a result of the drought and the decrease in runoff efficiency,” he said. “What rain there is doesn’t reach the reservoirs because it evaporates from the soil [because of] the temperature constantly heating up the landscape.” 

Holders of water rights established long ago are now facing drastic reductions, both in urban areas and in the agricultural sector, the biggest user of Colorado River water. They must now make due with less water—right now and in the future. The current method of irrigating crops simply cannot go on as usual, Babbitt said. “We haven’t really stared that straight in the eye, and begun to plan and to join a big region-wide discussion,” he said. 
  
Babbitt, for whom the Babbitt Center for Land and Water Policy is named, served for many years on the board of the Lincoln Institute. The Phoenix-based center is promoting the better coordination of land use planning and the management of water resources. The Lincoln Institute’s work in land, water, and climate is getting special recognition in this 75th anniversary year; the organization started as the Lincoln Foundation in 1946, in Phoenix. 
 
You can listen to the show and subscribe to Land Matters on Apple Podcasts, Google Podcasts, Spotify, Stitcher, or wherever you listen to podcasts. 

 

 


 

Further reading 
 

The COP26 Climate Talks Are Opening. Here’s What to Expect  

UK to push plan to ‘halt and reverse global deforestation by 2030’ at Cop26 

In Search of Solutions: Water & Tribes Initiative Encourages Collaborative Approach to Colorado River Management 

Lessons from the Colorado River: Climate, Land, and Drought: A 75th Anniversary Lincoln Institute Dialogue

 


 

Anthony Flint is a senior fellow at the Lincoln Institute of Land Policy, host of the Land Matters podcast, and a contributing editor of Land Lines

Image: Bruce Babbitt Credit: Gage Skidmore via Flickr CC BY-SA 2.0

Climate Change and the Colorado River

Lincoln Institute Dialogue Addresses Water Management Challenges
By Katharine Wroth, Setembro 22, 2021

 

This summer, the U.S. Department of the Interior (DOI) declared the first official water shortage on the Colorado River. The declaration triggers mandatory cuts in withdrawals from the river, which supports more than 40 million people and 4.5 million acres of agriculture across seven U.S. states and two states in Mexico. While the announcement made both history and headlines, it came as no surprise to those in the Colorado River Basin who know the river best—the farmers, water utility managers, tribal leaders, state water management agencies, and others who have witnessed the severe impacts of the region’s decades-long drought and spent years making plans to address it.

We knew this day would come, and it’s here,” said Brenda Burman, who served as commissioner of the U.S. Bureau of Reclamation, an agency of DOI that manages water in the West, from 2017 to 2021. “We need collective action on the river to address this situation.”

Burman joined former U.S. Secretary of the Interior and Arizona Governor Bruce Babbitt for “Lessons from the Colorado River,” a Lincoln Institute Dialogue hosted by Jim Holway, director of the Babbitt Center for Land and Water Policy, in early September. Their discussion was part of a series of virtual dialogues celebrating the 75th anniversary of the Lincoln Institute. It drew more than 500 registered participants from 43 U.S. states and 19 countries, including Turkey, Bangladesh, Colombia, and Kenya.

We are at a critical juncture in the Colorado River Basin where we need to rethink our approaches and chart a long-term, sustainable course,” said Holway. “I can think of no one better equipped to help us understand these challenges than Bruce Babbitt and Brenda Burman, who have shaped Colorado River management, as both state and federal leaders, for over 40 years.”

Holway invited Burman to offer an overview of the Colorado River system, current conditions, and the complex 20th and 21st century agreements that govern its usage, including the 1922 Colorado River Compact that allotted water to each of the seven U.S. states in the basin; the 1944 agreement between the United States and Mexico that formalized the latter country’s rights to a share of the water; and the more recent interim guidelines of 2007 and Drought Contingency Plans (DCP) of 2019. The DCP, developed through a series of negotiations among the basin states, NGOs, tribal leaders, and the governments of the United States and Mexico, outlines how stakeholders along the river will share a resource that’s been depleted by a 22-year drought and is vulnerable to long-term climate change.

Both Burman and Babbitt emphasized the importance of a collaborative approach to managing the river. Burman identified the 1990s, and specifically Babbitt’s tenure at DOI (1993–2001), as “the time when we started coming together as a basin to find agreements, to find flexibility, to be able to use this resource.” Babbitt described cooperative management of the river as “a work in progress . . . working together, we’ve managed to come a long way.”

Babbitt was frank about the hard realities of the current situation, outlining serious potential impacts in the Lower Basin (which includes Arizona and parts of California and Nevada). For example, Babbitt said, agricultural operations in central Arizona that no longer have access to river water will pump groundwater instead, which will overtax groundwater reserves and dramatically reduce the amount of agricultural land in production. That shift could also curtail future development in the region because of state requirements that developers demonstrate adequate water supply for their projects. He voiced concern that a political and economic water war could result if speculators accelerate efforts to buy up farmland with senior water rights in other regions, with the goal of selling the associated water rights to others who need water.

Meanwhile, in the Upper Basin (which includes parts of Colorado, Wyoming, New Mexico, and Utah), Babbitt said the sheer number of small water districts is making it difficult to coordinate a response to the drought. He noted that in Colorado, urban areas could be the first to feel the impact of cuts due to the structure of various management agreements. “It isn’t easy to turn off the faucet, because there are so many hands on the faucet,” he said. Still, he struck a cautiously optimistic tone: “These changes don’t happen overnight. There is time still to find a pathway toward a more sustainable balance as these changes take place.”

During the conversation, Babbitt, Burman, and Holway identified several elements of successful watershed management—collaboration, diversity, public engagement, and nonpartisan approaches—and suggested that the Colorado River can serve as a model for other places facing complex resource management problems in an era of climate change. “The lessons we are learning here, and the binational collaborative approaches, serve as examples for other arid and semi-arid river basins throughout the world,” Holway said.

Some of the necessary next steps in the Colorado River Basin include agreeing to additional shortage reductions in individual state water allocations; improving water efficiency; settling outstanding tribal water claims; addressing tribal water infrastructure needs; and establishing fair and equitable water sharing arrangements between agricultural, urban, and tribal water users. The speakers agreed there are promising signs that these steps are achievable, including the ability to agree on previous rounds of Colorado River water cuts; an uptick in wastewater reuse and in local efforts to increase water efficiency and conservation; and growing recognition of the connection between local land use and water management policy. Holway cites Colorado’s Land and Water Planning Alliance as an excellent example of collaboration around actions local government and local water users can take.

As drought and climate change continue to put immense pressure on the Colorado River and other regional water supplies, stakeholders throughout the basin will have to confront not only the current shortage, but also the prospect of more to come. “We are facing a warmer, drier present and a warmer, drier future,” Burman said. “We have a history of coming together, but the time to do more is now . . . . I have a lot of faith that we can do it.”

A recording of the Colorado River webinar is available online, along with related links including the recently updated Colorado River StoryMap created by the Babbitt Center team. The special 75th anniversary Lincoln Institute Dialogue series continues on October 27 with a discussion about land-based financing. Learn more about the Lincoln Institute’s 75th anniversary and related events. 

 


 

Katharine Wroth is the editor of Land Lines

Photo Credit: Sean Pavone/iStock via Getty Images.

 

Lessons from the Colorado River: Climate, Land, and Drought (A 75th Anniversary Lincoln Institute Dialogue)

Setembro 8, 2021 | 2:00 p.m. - 3:00 p.m.

Free, offered in inglês

Watch the Recording

 

The Colorado River in the western United States illustrates how climate change, land use, and water policy drive access to one of the most basic human needs—fresh water. On August 16th, the U.S. Secretary of Interior for the first time declared a water shortage for the Colorado River, which provides water to more than forty million people and over four million acres of agriculture in seven U.S. states and northern Mexico. The declaration triggers mandatory cuts for withdrawals from the river. U.S. Interior Secretary and Arizona Governor Bruce Babbitt and former U.S. Bureau of Reclamation Commissioner Brenda Burman joined us for a discussion about the future of this critical river. Moderated by Babbitt Center for Land and Water Policy Director Jim Holway, this 75th Anniversary Lincoln Institute Dialogue covers Colorado River conditions; current and emerging policy challenges; lessons on international and interstate river management; and how local governments, water utilities, land managers, and Native American nations can promote water sustainability.

Speakers

Bruce Babbitt, former U.S. Interior Secretary and Arizona Governor

Brenda Burman, Central Arizona Project Executive Strategy Advisor and former U.S. Bureau of Reclamation Commissioner

Jim Holway, Director, Babbitt Center for Land and Water Policy, Lincoln Institute of Land Policy


Photo by Sean Pavone/iStock via Getty Images


Details

Date
Setembro 8, 2021
Time
2:00 p.m. - 3:00 p.m.
Language
inglês
Registration Fee
Free
Cost
Free

Keywords

Água, Planeamento hídrico

On the Waterfront: Connecting Neighborhoods to the Shore

Julho 30, 2021 | 12:00 p.m. - 1:30 p.m.

Cleveland, OH United States

Offered in inglês

Watch the Recording

 

Public access to the waterfront and outdoor greenspaces is vital to the social fabric of a community and to individuals’ health and well-being. Ohio lakes and rivers provide space for recreation, social gatherings, and simply a place to cool off.

Yet, 90 percent of Cuyahoga County’s shoreline is inaccessible to everyone except for private businesses and residents privileged enough to live near the lake. Both social and physical barriers have prevented residents, especially in low-income communities, from interacting with our region’s greatest asset—the water. How can lakefront cities leverage development and land use policy to make waterfront access more for equitable for all?

Over the last several years, three Ohio cities – Euclid, Sandusky, and Cleveland – have taken steps to increase waterfront access: Euclid recently completed the first part of the city’s lakefront trail as part of its Waterfront Improvement Plan. Sandusky invested millions into the Jackson Street Pier and new bikeway. Cleveland transformed Edgewater Park, constructed the Whiskey Island Bridge, and plans to activate the riverfront at Irishtown Bend.

Join us in-person or virtually with Euclid Mayor Kirsten Holzheimer Gail, Sandusky City Manager Eric Wobser, and Cleveland City Planning Director Freddie Collier as we discuss the challenges and opportunities in waterfront access.

This forum is presented in partnership with the Lincoln Institute of Land Policy. It is part of a series of discussions, held during the Lincoln Institute’s 75th anniversary year, exploring the role of land policy in addressing society’s most pressing social, economic, and environmental challenges. The Lincoln Institute is engaging in these discussions in Cleveland as part of the Legacy Cities Initiative, which supports a national network of community and government leaders working to create shared prosperity in cities transitioning from former industrial economies.

Presented in partnership with the City Club of Cleveland and Mansour Gavin.

 

Panelists: 
Freddy L. Collier, Jr., Director of City Planning, City of Cleveland 
Kirsten Holzheimer Gail, 14th Mayor of Euclid
Eric Wobser, City Manager, City of Sandusky

Moderated by:
Rick Jackson, Senior Host/Producer, Ideastream Public Media


Details

Date
Julho 30, 2021
Time
12:00 p.m. - 1:30 p.m.
Location
The City Club of Cleveland
850 Euclid Avenue
2nd Floor
Cleveland, OH United States
Language
inglês

Keywords

Desenvolvimento Comunitário, Desenvolvimento Econômico, Planejamento de Uso do Solo, Regeneração Urbana