Espacio para pasear

La pandemia acentuó la necesidad de crear más parques urbanos. ¿Cuáles son los próximos pasos?
Por Kathleen McCormick, Octubre 7, 2020

 

En comunidades de todo el país, este año se ha visto un aumento drástico del uso de parques y espacios abiertos, donde la gente busca un refugio y un respiro de la pandemia de la COVID-19. Las pautas de salud pública recomiendan quedarse cerca de casa, y los residentes urbanos han estado usando los espacios públicos como nunca antes para ejercitar, estar en contacto con la naturaleza, socializar, comer o comprar con distanciamiento social. Han usado el espacio público para acceder a servicios esenciales y realizar protestas y manifestaciones. La pandemia elevó el valor de los parques y los lugares abiertos, y acentuó los beneficios que pueden obtener las ciudades si incrementan el espacio público y crean accesos más equitativos a ellos. También puso de relieve dificultades importantes; por ejemplo, cómo pagar los parques frente a una inminente crisis fiscal.

En muchas ciudades, la pandemia urgió a los dirigentes a implementar soluciones alternativas en vecindarios sin acceso a parques. El éxito de algunos proyectos flexibles, como ampliar las aceras y bicisendas o cerrar calles al tráfico, alentó a las ciudades a seguir pensando de forma creativa para el largo plazo. La COVID también suscitó debates sobre cómo la reinvención del espacio público y la creación de nuevas colaboraciones entre organismos públicos puede ayudar a los dirigentes de las ciudades a acercarse a objetivos urbanos clave, como promover opciones más seguras de movilidad activa, ampliar el acceso a oportunidades en barrios desatendidos, convertir tierras vacantes o infrautilizadas para uso público y desarrollar una mayor resiliencia ante el cambio climático. Por debajo de todo esto, continúa la presión por crear y mantener parques tradicionales, y garantizar el acceso equitativo a ellos.

La pandemia demostró que los parques son una infraestructura esencial”, dice Adrian Benepe, quien hasta hace poco era vicepresidente sénior y director de programas nacionales en Trust for Public Land (TPL), y fue comisionado de parques en la ciudad de Nueva York entre 2002 y 2012. “Es una gran paradoja que nunca se hayan usado o valorado más que ahora. Todo lo demás se cerró, y los parques fueron un último refugio”.

Incluso antes de la COVID, se había identificado que los parques y el esparcimiento eran una prioridad cada vez mayor en las ciudades de todas las regiones de los Estados Unidos. Según un análisis de 2019 realizado por la Liga Nacional de Ciudades, cerca del 63 por ciento de los alcaldes había esbozado planes u objetivos específicos relacionados con parques y esparcimiento en discursos recientes sobre el “estado de la ciudad”, en comparación con 2017, cuando apenas se llegó al 28 por ciento (Yadavalli 2019).

 


 

A medida que la pandemia continúa, muchos dirigentes de ciudades se hacen preguntas clave:

  • ¿Qué aprendimos de los parques públicos y los espacios abiertos durante la pandemia?
  • ¿Cuáles son las buenas prácticas para ofrecer acceso a los espacios públicos y expandirlos?
  • ¿Cómo accedemos a todas las comunidades y escuchamos sus necesidades con relación a los espacios abiertos?
  • ¿Cómo podemos cambiar la forma de pensar sobre los recursos espaciales de la ciudad? Y, quizás más importante, ¿dónde encontramos las tierras y los recursos financieros para desarrollar nuevos espacios?

 


 

Parques, salud pública y recuperación económica

En todo el país, hasta el 30 por ciento del territorio urbano suele estar ocupado por calles pavimentadas y estacionamientos. En contraste, los parques y los espacios abiertos ocupan apenas el 15 por ciento del suelo urbano. Pero una encuesta nacional que se realizó en mayo para la coalición 10 Minute Walk, que incluye a TPL, el Instituto de Suelo Urbano y la Asociación Nacional de Esparcimiento y Parques (NRPA, por sus siglas en inglés), confirmó el papel crucial que tienen los parques y los espacios verdes locales para mantener la salud física y mental y ayudar a las comunidades en el camino hacia la recuperación. Cerca del 81 por ciento de los 1.000 encuestados dijo que un mejor acceso a parques y espacios verdes locales podría ayudar a la gente a disfrutar del aire libre de forma segura cuando los estados se reabrieran (10 Minute Walk 2020). Dos tercios coincidieron en que los parques fueron importantes para mantener la salud física y mental, que el acceso a los parques locales se hizo más importante durante la crisis, y que su calidad de vida podría mejorar si tuvieran una mayor facilidad para acceder a un parque o un espacio verde cerca de su casa. Los encuestados que viven en ciudades mostraron más propensión a valorar los espacios verdes cercanos.

Estos puntos de datos tienen el respaldo de años de investigaciones que indican que los parques y los espacios abiertos ofrecen muchos “beneficios colaterales” en las áreas urbanas, donde vive el 80 por ciento de la población de los Estados Unidos. Según los estudios, un parque puede reducir el riesgo de estrés, obesidad, problemas respiratorios, cáncer y diabetes. Además, una mayor exposición a espacios verdes se ha asociado a más habilidades cognitivas, menos conductas agresivas y un mayor sentido de comunidad.

Los datos son claros: los parques y los espacios verdes nos tranquilizan y nos consuelan, nos relajan y nos ayudan a recuperarnos, reducen la ansiedad, la depresión y el estrés”, dice el Dr. Howard Frumkin, médico y epidemiólogo, en Parks and the Pandemic (Parques y la pandemia), un informe especial de TPL (TPL 2020b). Frumkin es profesor emérito en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Washington, y sugirió: “En esta pandemia y en las futuras, queremos combinar el distanciamiento físico y otras medidas de control de contagio con acceso universal a parques y espacios verdes, para ayudar a todas las personas a superar los malos momentos de la forma más segura posible”.

Además de los beneficios relacionados con la salud pública, los parques y espacios abiertos son muy valiosos como impulsores económicos. En una encuesta de la NRPA de 2019, el 85 por ciento de los encuestados dijeron que buscan parques y servicios de esparcimiento de alta calidad cuando eligen un lugar para vivir (NRPA 2019). Un sondeo de la NRPA de marzo de 2020 reveló que el 94 por ciento de los encuestados reconocen la importancia de que los gobiernos inviertan en infraestructura que fomente la actividad económica, como parques y senderos (NRPA 2020).

La cercanía a parques aumenta hasta un 20 por ciento el valor de las propiedades, lo cual a su vez aumenta la renta impositiva local. Además, los parques públicos y los espacios abiertos de buena calidad atraen a nuevas empresas y visitantes a las ciudades. En Detroit, la inauguración del parque Campus Martius, de US$ 19 millones y una hectárea, en 2004, atrajo a nuevas empresas y redesarrollo en el centro. En los últimos años atrajo a más de 2 millones de visitantes al año y ayudó a catalizar más de US$ 1.000 millones en inversiones inmobiliarias alrededor del parque, y se estiman miles de millones más para desarrollo en un proceso que también generará miles de empleos.

Las áreas urbanas también obtienen múltiples beneficios medioambientales de los parques y los espacios verdes. Los árboles absorben la contaminación y ahorran miles de millones de dólares al limpiar el aire; la sombra ayuda a reducir el efecto de isla de calor porque disminuye las temperaturas urbanas. La capacidad de los parques de absorber agua es cada vez más valiosa, no solo en zonas costeras y comunidades ribereñas, sino también para las ciudades que intentan controlar el agua pluvial con infraestructura verde. Como parte del programa Ciudad Verde, Agua Limpia de Filadelfia, que tiene un costo de US$ 4.500 millones y un plazo de 25 años (se trata de una colaboración entre los departamentos de Parques y Esparcimiento y de Agua que pretende capturar el 85 por ciento de la escorrentía de agua pluvial), la ciudad garantizó que incorporará 200 hectáreas de parques y espacios verdes en vecindarios desatendidos. Otras iniciativas locales, como el plan GreenFutures del Distrito Escolar de Filadelfia, la iniciativa Rebuild y el programa Parques para la Gente de TPL, contribuyen a la labor de expandir el acceso a los espacios verdes públicos en la ciudad.

Garantizar el acceso para todos

En los últimos años, las ciudades han explorado nuevas formas de crear más parques urbanos y espacios abiertos, pero “lo que es especial ahora es que la gente al fin se da cuenta de las desigualdades en el acceso a los parques y la necesidad urgente de que haya parques públicos cerca de donde las personas viven”, dice Alyia Gaskins, vicedirectora de programas de salud en el Centro para la Inversión Comunitaria (CCI, por sus siglas en inglés) del Instituto Lincoln de Políticas de Suelo. En el contexto de las recientes manifestaciones y debates sobre raza y racismo, dice: “la gente se está dando cuenta de que las comunidades negras y morenas no solo tienen más riesgo de contagiarse de COVID-19, sino que además suelen estar excluidas de los beneficios a la salud que ofrecen los parques”.

En todo el país, más de 100 millones de personas carecen de acceso seguro y fácil a parques que estén a menos de dos kilómetros de su casa, dice TPL. Ese número representa cerca del 28 por ciento de la población de los Estados Unidos, e incluye a 28 millones de niños. En las 100 ciudades más grandes de la nación, 11,2 millones de personas carecen de un acceso sencillo a estos espacios. La organización dice que, para garantizar que todas las personas de esas ciudades tengan un parque cerca, habría que sumar 8.300 parques a los 23.000 que ya existen.

Incluso si hay parques disponibles, existen desigualdades. Un estudio de TLP publicado en agosto evidenció que, en todo el país, el tamaño de los parques destinados a poblaciones de mayoría no blanca equivale a la mitad del de aquellos destinados a poblaciones de mayoría blanca, y la densidad de población es cinco veces mayor. En promedio, los parques destinados a hogares con mayoría de ingresos bajos tienen un cuarto del tamaño de los destinados a hogares con mayoría de ingresos altos, y la densidad de población es cuatro veces mayor (TPL 2020a).

Durante la pandemia, el modo en que los estados y las ciudades abordan la temática de parques y espacios abiertos ha variado mucho. Algunas ciudades cerraron las riberas y limitaron el acceso a los parques. Otras intentaron gestionar las muchedumbres mediante la implementación de controles, como ingreso cronometrado o letreros de sentido único. En el famoso sendero Katy Trail, en Dallas, en una sola de las entradas se observó un aumento de 22.834 visitantes a principios de marzo a 34.366 a fines de marzo. Los funcionarios instauraron un sistema voluntario que permitía el acceso en días alternados según la primera letra del apellido del visitante. Algunas ciudades prohibieron estacionar en parques atestados, lo cual suscitó cuestionamientos sobre igualdad a favor de las personas que no estaban cerca o no podían ir a pie o en bicicleta.

Para atender la creciente demanda de parques, otras ciudades convirtieron calles en espacios aptos para peatones. Durante los primeros meses del confinamiento, “los parques se convirtieron en el recurso más valioso de la ciudad”, dice J. Nicholas Williams, director del departamento de Parques, Esparcimiento y Desarrollo Joven de Oakland. Para ofrecer espacio de entretenimiento en barrios en que los parques estaban atestados o no existían, en abril Oakland cerró 120 kilómetros de calles a todo el tráfico, salvo vehículos de emergencia y tráfico local. La ciudad se basó en una red de calles que se habían identificado para un plan de bicicletas en 2019, que se había desarrollado con la participación de 3.500 residentes.

El programa Calles Lentas (del cual se replicaron algunas versiones desde Tucson, Arizona, hasta Providence, Rhode Island) fue bien recibido entre muchos residentes de Oakland, pero también recibió críticas porque el enfoque inicial se dio en vecindarios de mayoría blanca. Mediante un trabajo en conjunto con residentes y grupos comunitarios en zonas de mayor diversidad racial y económica, como el este de Oakland, Calles Lentas se expandió a nuevos barrios y se lanzó “Calles Lentas: Lugares Esenciales”, que mejoró la seguridad de los peatones en trayectos hacia servicios esenciales como tiendas de comestibles, sitios de distribución de alimentos y sitios de pruebas de COVID-19.

El programa Calles Lentas continúa, pero Williams dice que Oakland, cuya población creció un 10 por ciento en la última década y llegó a los 433.000 habitantes, se enfrenta a una necesidad mayor: “Oakland sigue creciendo . . . debemos apartar más tierras para parques y mejorar la equidad en el acceso a parques y espacios abiertos”.

Planificación de parques equitativos

Los parques urbanos son el núcleo de las ciudades resilientes y equitativas”, dice Catherine Nagel, directora ejecutiva de City Parks Alliance (CPA), una organización nacional independiente que ha trabajado con alcaldes para aprovechar más de US$ 190 millones y construir parques urbanos en comunidades desatendidas. “Nuestra investigación muestra algunas formas en que las ciudades pueden aumentar los beneficios en igualdad, salud y medioambiente: identificar nuevas fuentes de financiación, nuevas asociaciones que compartan costos y nuevas [fuentes de] apoyo”.

Las ciudades están financiando parques junto a sectores adyacentes, y recurren a departamentos de agua, vivienda y salud, o se asocian con ellos, para “buscar el respaldo de ámbitos que tradicionalmente no se vinculan con el mundo de los parques”, dice Nagel. Los desarrolladores inmobiliarios están construyendo parques públicos, y las ciudades se están asociando con distritos de mejora comercial y organizaciones sin fines de lucro para asumir las responsabilidades de programación y gestión. “Los parques son más complejos de lo que la gente cree”, dice Nagel. “Requieren trabajos intensivos de programación y mantenimiento, flujos de renta continuos y la capacidad de interactuar con las necesidades comunitarias locales y de los usuarios, y reflejarlas”.

Con el apoyo de la Fundación Robert Wood Johnson, CPA trabajó en iniciativas que analizan la manera en que las ciudades están reasignando dinero para tratar problemas de igualdad, hacen uso de fondos de sectores adyacentes, e innovan para mejorar la igualdad y obtener financiación. Equitable Park Funding Hub, de CPA, es una base de datos interactiva en línea que se lanzará en los próximos meses y presentará oportunidades para financiar parques relacionadas con terrenos abandonados, desarrollo comunitario y de mano de obra, conservación, mitigación del cambio climático e infraestructura verde e hídrica.

En Reclaiming Brownfields (Recuperar terrenos abandonados), la red Groundwork USA comparte ejemplos de proyectos de infraestructura verde y de parques que se centran en la posesión comunitaria y en mejoras en la igualdad en la salud para residentes vitalicios (Groundwork USA 2017). En un proyecto, Groundwork Denver ayudó a visualizar, planificar y obtener los fondos para transformar un terreno abandonado de 2,2 hectáreas en el Espacio Abierto Platte Farm, para el vecindario Globeville, en el norte de Denver. En el barrio latino, rodeado de antiguas plantas industriales y atravesado por vías interestatales, los residentes, en su mayoría de bajos ingresos, lograron que el proyecto restaure praderas nativas de césped corto e instale un jardín polinizador y senderos pavimentados para peatones y bicicletas. Con un subsidio de US$ 550.000 otorgado por el Departamento de Salud Pública y Medioambiente de Colorado, se pagó la construcción y el mantenimiento, que realizarán los departamentos de Parques y Esparcimiento y Transporte e Infraestructura, de la ciudad y el condado de Denver.

El proyecto de Denver es un claro ejemplo de cómo las ciudades pueden reconcebir los recursos actuales. Si bien casi ninguna tiene grandes trayectos de suelo vacante, dice Benepe, de TPL, podrían usar la creatividad para modernizar terrenos o sitios industriales abandonados, vertederos sanitarios o vados de tren o de servicios públicos en proyectos de alto perfil, como demostraron serlo High Line, en Nueva York, o el parque Millennium, en Chicago. Benepe dice que todas las ciudades deberían analizar la igualdad en sus sistemas de parques e identificar potenciales sitios para parques y espacios abiertos en barrios desatendidos.

Gaskins, del CCI, dice que el primer paso para planificar un parque equitativo es “conversar con las comunidades para conocer su visión de lo que esperan para estos espacios, ya sea la construcción de parques nuevos o el rediseño de los que ya existen”. Dice que la cercanía y el acceso son importantes, pero “también hay que considerar la calidad del parque y si la gente se siente bienvenida y segura”, tanto en el parque como en el camino para llegar a él.

Gaskins dice que, en particular en vecindarios afectados por el aburguesamiento, los residentes vitalicios suelen sentir que los servicios que se introducen con los nuevos desarrollos, como los parques, no están hechos para ellos. Para las iniciativas nuevas, los planificadores y otros funcionarios de las ciudades deberían procurar que exista un proceso sólido que involucre a la comunidad. “Los parques son más que infraestructura”, dice. “Ofrecen acceso a programas y servicios, espacios de reunión y oportunidades de empleo que también son importantes para fomentar la igualdad en la salud”.

Pagar los parques en tiempos de austeridad

Luego del colapso financiero de 2008, los presupuestos para parques fueron de los primeros en sufrir recortes y de los últimos puntos presupuestarios municipales en recuperarse. Entre 2009 y 2013, el gasto en parques cayó un 21,2 por ciento, dice la NRPA; y para 2013, los parques y el esparcimiento conformaban apenas el 1,9 por ciento de los gastos gubernamentales locales. En muchas ciudades grandes, el mantenimiento diferido de parques se calculó en miles de millones de dólares.

¿Los presupuestos de parques sufrirán el mismo destino en la era de la COVID? Una encuesta de la NRPA realizada a fines de junio a más de 400 dirigentes de parques y esparcimiento demostró que dos tercios de los organismos debieron reducir el gasto operativo del año fiscal entre un 10 y un 20 por ciento a partir del 1 de julio, y el 57 por ciento se enfrentaba a una disminución de entre el 50 y el 59 por ciento en la mediana de inversión en bienes de capital. Una de cada cinco de las personas encuestadas informó que su presupuesto de capital se había eliminado por completo (Roth 2020).

Los defensores de los parques advierten que los sistemas de parques de las ciudades llegaron a un punto de inflexión crítico: el uso intensivo y los recortes de presupuesto relacionados con la COVID presentan un riesgo de daños irreversibles en 2020 y en el futuro. Algunas personas dicen que es fundamental priorizar la financiación del mantenimiento, para garantizar que los parques y los espacios libres sean seguros y atractivos y se usen, mientras que otras dicen que las inversiones en nuevos proyectos capitales podrían ayudar más a estimular la economía para recuperarse de la COVID.

Rachel Banner, directora de acceso a parques de la NRPA, destaca que, probablemente, los presupuestos para parques, que dependen más de impuestos a la propiedad inmobiliaria, que se mantuvieron estables durante la pandemia, estén en mejor forma que aquellos que dependen, en su mayor parte, de la renta por impuestos a las ventas. “Es importante que haya diversidad en los flujos de renta”, dice Banner. “Hay que pensar en qué es lo mejor para adquirir capacidad de resistencia en una recesión económica, como recurrir a una variedad de fuentes”.

Una estrategia que según la NRPA tiene buenos resultados es asignar una proporción estándar de los fondos generales a parques y espacios abiertos, “en particular hoy, que son totalmente esenciales”. Banner dice que, para abordar la igualdad de parques en el presupuesto de capital, algunas ciudades usan criterios de priorización relacionados con factores como la calidad de los espacios parquizados, la antigüedad del equipo, el cumplimiento de la Ley sobre Estadounidenses con Discapacidades (ADA) y los datos demográficos del barrio, como ingresos, raza, resultados en salud y posesión de vehículos.

En muchas ciudades y condados, algunas campañas de impuestos exclusivos lograron obtener una porción importante de los fondos para parques y espacios abiertos. En marzo, los votantes de Oakland aprobaron Ballot Measure Q para crear un impuesto a 20 años, de cuya renta el 64 por ciento se destinará a parques, mantenimiento de paisajes y servicios recreativos, a partir del año fiscal 2020–2021. El triunfo de Measure Q demostró que los residentes de la ciudad “cambiaron la forma de reconocer el valor de los parques y los espacios abiertos”, dice Williams, director de parques de Oakland. Si bien Measure Q no ofrece financiamiento para espacios nuevos, dice, sí aborda la igualdad porque brinda fondos para mantener y programar parques comunitarios e individuales más pequeños. Según Williams, se estima que la medida obtendrá US$ 13,4 millones para los parques en el año fiscal 2020–2021, cifra que no se modificó con la revisión de presupuesto de mitad de ciclo en la ciudad que se realizó en los últimos meses, pero se seguirá evaluando.

Otra iniciativa definida por plebiscito que tuvo buenos resultados fue Measure 2A, en Denver, aprobada en 2018 y conocida como Parks Legacy Fund. Entre 2012 y 2017, la población de la ciudad creció un 11 por ciento, pero el espacio parquizado creció solo un 5 por ciento; además, los fondos para el mantenimiento de los parques de la ciudad, por el valor de US$ 130 millones, se aplazaron. En combinación con los fondos generales, se estimó que Parks Legacy Fund producirá US$ 37,5 millones al año para renovar parques, adquirir tierras y construir parques, senderos y espacios abiertos nuevos, priorizando a las comunidades más necesitadas. La ciudad pretende revisar el presupuesto para reflejar los impactos relacionados con la COVID en los próximos meses.

El año pasado, una medida definida por plebiscito en Nueva Orleans generó cientos de millones de dólares para parques en un lapso de 20 años, que priorizará zonas de bajos ingresos, según indica Bill Lee, vicepresidente sénior de políticas, defensa y relaciones gubernamentales de TPL. A pesar del impacto de la COVID en las economías locales, Lee es optimista sobre otras propuestas de financiación relacionadas con plebiscitos: “Más de tres cuartas partes de estas medidas se aprueban en momentos económicos buenos y malos, en estados de mayoría republicana y demócrata, porque la gente ve el valor de los parques y los espacios abiertos”.

La ciudad de Oklahoma da fe de esto. En noviembre de 2019, la ciudad abrió una sección de 14,5 hectáreas del parque Scissortail, en el núcleo de la ciudad, ubicada en tierras donde antes había edificios abandonados y basureros. Esta primera etapa del proyecto de US$ 132 millones incluye servicios como un parque de juegos, fuentes interactivas, una pista de patinaje, un café, un escenario, un lago con espacio para barcos y botes de alquiler, jardines demostrativos, un mercado de productos rurales, césped y ramblas, y casi 1.000 árboles.

El parque Scissortail está cerca del nuevo centro de convenciones de la ciudad y de la biblioteca, el estadio, la cancha de béisbol y el tranvía del centro; todos estos proyectos recibieron fondos del impuesto Proyectos del Área Metropolitana (MAPS), un impuesto a la venta en oferta aprobado por los votantes y creado en 1993 para pagar sin financiamiento proyectos de revitalización del centro y mejora de la calidad de vida de la ciudad. El parque es fruto de una asociación entre el sector público y el privado, y también recibió millones de dólares en donaciones. Además, obtiene ingresos por eventos y alquiler de equipos, patrocinios, concesionarios de alimentos y bebidas, membresías y subsidios. Luego de diez años de planificación y construcción, para 2022 incluirá 13,7 hectáreas más, que se extenderán hasta el río Oklahoma, con campos deportivos y zonas naturales, a los que se podrá acceder por un puente que cruzará la interestatal 40.

El parque Scissortail recibió una asignación fundamental en la tercera vuelta de fondos de MAPS; en diciembre de 2019, los votantes aprobaron una cuarta vuelta de MAPS, de la cual US$ 140 millones se destinarán a la transformación del barrio de la ciudad, parques comunitarios e instalaciones deportivas. Esto forma parte de una medida definida por plebiscito para barrios y servicios humanos, por US$ 978 millones.

Scissortail es nuestro espacio común cultural en el centro”, dijo Maureen Heffernan, directora ejecutiva y presidenta de la Fundación Scissortail Park, que gestiona el parque y lo mantuvo abierto durante la pandemia con eventos y programas limitados. Muchas personas expresaron su gratitud por el parque Scissortail y los jardines botánicos Myriad de la ciudad, que están cerca y que también gestiona Heffernan. “En los últimos meses, y más que nunca, los espacios verdes bien mantenidos de zonas urbanas han sido un recurso esencial para que la gente disfrute y se relaje”, dice. Los parques urbanos “son algo que todos quieren y quieren financiar, y son transformadores”, destaca Heffernan, y añade que a la ciudad de Oklahoma “en general no le gusta aumentar los impuestos, pero los residentes aprobaron el MAPS porque estos proyectos palpables marcan una diferencia drástica en la calidad de vida de la gente de aquí”.

Los defensores del parque también acuden a la legislación federal para obtener financiación. La Ley de Espacios Abiertos, que entró en vigencia en agosto, incluye financiación permanente de costos de petróleo y gas de otros países para el Fondo de Conservación de Tierras y Agua (LWCF, por sus siglas en inglés), lo cual pone a disposición US$ 900 millones al año para tierras públicas, como parques y senderos urbanos. El programa Outdoor Recreation Legacy Partnership (ORLP) del LWCF es una fuente de subsidios anuales para zonas urbanas con más de 50.000 residentes; el año pasado, otorgó subsidios por US$ 25 millones, que variaron entre US$ 300.000 y US$ 1 millón, y se priorizaron proyectos en zonas de bajos ingresos sin oportunidades de esparcimiento al aire libre.

Los defensores de parques también tienen el ojo puesto en potenciales fondos federales de estímulo. En mayo, 100 organizaciones, entre ellas TPL, CPA, la NRPA, la Asociación Estadounidense de Planificación y la Conferencia de Alcaldes de los Estados Unidos le pidieron al Congreso que incluya US$ 500 millones para empleos relacionados con la construcción o la renovación de parques en zonas urbanas de bajos ingresos, como parte de un futuro paquete de estímulo ante el coronavirus.

Asociaciones públicas y privadas

En algunos casos, las colaboraciones con organizaciones sin fines de lucro posibilitan la creación de parques. Western Reserve Land Conservancy (WRLC), una organización sin fines de lucro con base en Cleveland, conservó más de 24.000 hectáreas y creó más de 155 parques y reservas en la región desde fines de la década de 1990. WRLC recaudó más de US$ 400 millones para ayudar a bancos de tierras a demoler 40.000 propiedades abandonadas o vacantes en todo Ohio, y protegió tierras para comunidades de bajos ingresos hasta que se puedan convertir en parques, espacios verdes o sitios para viviendas asequibles y otros destinos.

Mediante su programa Reforestar nuestra Ciudad, plantó más de 10.000 árboles en Cleveland; compró un basural en un sitio junto al zoológico, limpió la contaminación y desarrolló el parque Brighton, de 10 hectáreas, que posee un sendero para peatones y bicicletas. El parque de US$ 1 millón se encuentra en una zona de alta densidad, y la inauguración se programó para octubre. El año que viene, se plantarán 1.000 árboles, y la gestión estará a cargo de Metroparks District, según indica Jim Rokakis, vicepresidente de WRLC y coautor de The Land Bank Revolution (La revolución de los bancos de tierras, Rokakis 2020). Además, WRLC está creando seis parques en el barrio Mount Pleasant de Cleveland, que serán de su propiedad o estarán bajo su gestión.

Otras ciudades dependen de empresas y apoyo filantrópico para financiar parques. Cerca del 90 por ciento del costo de US$ 19 millones del parque Campus Martius de Detroit y la infraestructura circundante fue financiado por corporaciones y fundaciones de la ciudad. La gestión del parque, que pertenece a la ciudad, está a cargo de Downtown Detroit Partnership. El Sendero Cultural de Indianápolis, un sendero para peatones y bicicletas de casi 13 kilómetros que conecta ocho distritos culturales en el centro de Indianápolis, se someterá a una expansión por el valor de US$ 30 millones, de los cuales US$ 20 millones son de Lilly Endowment, Inc., US$ 5 millones de la ciudad y US$ 1 millón de la Fundación Anthem.

Además, las ciudades se están asociando con desarrolladores privados para construir y operar nuevos parques y espacios abiertos. Desde 1993, la zonificación de la ribera en la ciudad de Nueva York exige a los desarrolladores que ofrezcan acceso público a esta. Esta zonificación provocó el redesarrollo de sitios industriales para convertirlos en diversos parques, que permiten el acceso público y aportan a la resiliencia ante el cambio climático.

El parque Domino, en East River, Brooklyn, de 2,4 hectáreas, se inauguró en 2018 y es parte de un sitio de 4,4 hectáreas que incluirá una adaptación para reutilizar la histórica refinería Domino Sugar, y 30 hectáreas de desarrollos de uso mixto, con 2.200 unidades de vivienda, de las cuales 700 serán asequibles. El desarrollador Two Trees Management, con base en Brooklyn, que invirtió US$ 50 millones para construir el parque y destina US$ 2 millones al año para su funcionamiento, trabajó en conjunto con la comunidad para identificar necesidades, como una calle de rápido acceso para que el parque se considere público de verdad. El parque, diseñado por James Corner Field Operations, incluye un malecón junto al río, instalaciones de esparcimiento, fuentes interactivas, un paseo de cinco cuadras con maquinaria fabril rescatada y 175 árboles. Ofrece acceso público a la ribera por primera vez en 160 años.

Otra opción prometedora de financiamiento es la devolución de valor territorial, un mecanismo mediante el cual las ciudades recuperan los aumentos en el valor de las propiedades ocasionados por la rezonificación o por las inversiones en infraestructura. Esta herramienta se conoce también como captura de valor territorial, y “será una manera efectiva de que las ciudades conviertan espacios infrautilizados en parques y espacios abiertos”, dice Enrique Silva, director de iniciativas internacionales del Instituto Lincoln.

Silva dice que las ciudades pueden recuperar aumentos de valor territorial relacionados con la zonificación para hacerse de tierras y pagar el desarrollo de parques. Además, pueden recuperar el valor mediante tasaciones más elevadas en el impuesto a la propiedad inmobiliaria, que generan una renta impositiva municipal mayor. Indica que los sitios vacantes que pertenecen a las ciudades y están destinados a edificios que, por ahora, estas no pueden construir también pueden convertirse en parques temporales o permanentes, y pueden generar nuevas oportunidades de captura de valor territorial. Algunas herramientas de planificación municipal, como tasaciones especiales y derechos de desarrollo transferibles, también pueden ayudar a financiar parques, espacios abiertos y mejoras en la infraestructura.

Los parques y los espacios abiertos pueden aumentar el valor en forma de resiliencia ante el cambio climático, y ahora, con la COVID, se considerarán un valor social agregado, dice Silva. “La sensación de que vale la pena invertir en parques y espacios abiertos como infraestructura pública es cada vez más fuerte. Este tipo de inversión adquirirá mayor relevancia a medida que se necesiten más espacios públicos”, dice Silva. “En la medida en que la COVID está obligando a todas las personas a reconsiderar el espacio público, y los lugares abiertos en las ciudades se valorizan cada vez más”, dice, ciertos pasos, como convertir calles para uso peatonal y establecer nuevos parques y espacios al aire libre, marcaran “el nuevo camino de la planificación”.

 


 

Encuesta sobre la pandemia y el espacio público

Una encuesta global realizada por Gehl, la empresa de diseño y planificación con base en Copenhague que rediseñó Times Square para peatones y ciclistas en la ciudad de Nueva York, revela la importancia del espacio público durante la pandemia. Se encuestó a cerca de 2.000 personas de 40 estados de los Estados Unidos, 68 países y casi todos los continentes, de las cuales unos dos tercios habitan en zonas urbanas. Las siguientes son algunas de las visiones que compartieron acerca del espacio público en sus vidas diarias:

  • El 66 por ciento usa espacios públicos cercanos al menos una vez al día, y el 16 por ciento los usa varias veces al día.
  • Algunos de los destinos del espacio público que más citaron son las calles y las aceras del barrio (87 por ciento), lugares esenciales como tiendas de comestibles (72 por ciento), parques del barrio (67 por ciento) y escaleras, patios o jardines (59 por ciento).
  • Dos tercios informaron que caminan más durante la pandemia; entre los propietarios de autos, la cifra fue del 69 por ciento.

Estas son algunas sugerencias de Gehl para mejorar el acceso y reducir la aglomeración de gente en parques y espacios abiertos:

  • Redistribuir los espacios para que se pueda caminar y andar en bicicleta y patines con mayor distanciamiento físico, mediante extensiones de las aceras, cierre de carriles de estacionamiento o cierre de calles en una cuadra o en varias cuadras.
  • Priorizar las medidas de redistribución de espacios en vecindarios sin acceso a pie (en menos de 15 minutos) a parques y servicios esenciales.
  • Expandir la cantidad de entradas o designar puertas exclusivas de entrada o salida para gestionar el flujo a los espacios públicos más congestionados.
  • Para apoyar a personas mayores y otras poblaciones vulnerables, procurar que los espacios públicos nuevos ofrezcan la posibilidad de sentarse a distancia segura y no solo de pasar por allí.

Fuente: Gehl (https://gehlpeople.com/blog/public-space-plays-vital-role-in-pandemic).

 


 

Kathleen McCormick, directora de Fountainhead Communications en Boulder, Colorado, escribe con frecuencia sobre comunidades saludables, sostenibles y con capacidad de recuperación.

 


 

Referencias

10 Minute Walk. n.d. “Our Research.” https://10minutewalk.org/#Our-research.

Groundwork USA. 2017. Reclaiming Brownfields: Highlights from the Groundwork USA Network.Yonkers, NY: Groundwork USA. https://groundworkusa.org/wp-content/uploads/2017/04/GWUSA-Brownfields-Highlights-2017.pdf.

NRPA (Asociación Nacional de Esparcimiento y Parques). 2020. The Economic Impact of Parks: An Examination of the Economic Impacts of Operations and Capital Spending by Local Park and Recreation Agencies on the U.S. Economy. Ashburn, VA: Asociación Nacional de Esparcimiento y Parques. https://www.nrpa.org/siteassets/research/economic-impact-study-summary-2020.pdf.

———. 2019. 2019 Engagement with Parks Report. Ashburn, VA: Asociación Nacional de Esparcimiento y Parques. Septiembre. https://www.nrpa.org/globalassets/engagement-survey-report-2019.pdf.

Rokakis, James, y Gus Frangos. 2020. The Land Bank Revolution: How Ohio’s Communities Fought Back Against the Foreclosure Crisis. Cleveland, Ohio: Parafine Press.

Roth, Kevin. 2020. “NRPA Parks Snapshot: June 24–26 Survey Results.” Open Space (blog), Asociación Nacional de Esparcimiento y Parques. 26 de junio. https://www.nrpa.org/blog/nrpa-parks-snapshot-june-24-26-survey-results/.

TPL (Trust for Public Land). 2020a. The Heat Is On: With Temperatures Rising and Quality Parks Too Few and Far Between, Communities of Color Face a Dangerous Disparity. San Francisco, CA: Trust for Public Land. https://www.tpl.org/sites/default/files/The-Heat-is-on_A-Trust-for-Public-Land_special-report.pdf.

———. 2020b. Parks and the Pandemic: A Trust for Public Land Special Report. San Francisco, CA: Trust for Public Land. https://www.tpl.org/parks-and-the-pandemic.

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